La historia del Festival de Sanremo: el nacimiento de un símbolo cultural (1951 – 1959)

De los humildes inicios del Festival de Sanremo a convertirse en el espejo de la transformación de una nación a través de la música y el espectáculo

El Festival de Sanremo, fundado en 1951, es uno de los certámenes musicales más icónicos de Italia y del mundo, consolidándose como un referente de la música italiana y un espejo de su evolución a lo largo de las décadas. Este evento anual ha destacado por descubrir nuevos talentos y combinar una competencia musical con un espectáculo en vivo de gran impacto mediático. Bajo el lema La canzone italiana, ha sido el trampolín para la carrera de artistas emblemáticos, convirtiendo muchas de sus canciones ganadoras en himnos atemporales, y manteniéndose como un hito crucial para los cantantes italianos.

Esta serie de ocho artículos explorará la historia de Sanremo, desde sus antecedentes hasta las ediciones más recientes. Esta segunda entrega aborda la evolución del Festival de Sanremo durante sus primeros años, desde su creación en 1951 hasta finales de la década de 1950. Se explora cómo el evento superó sus inicios modestos para consolidarse como un símbolo cultural y musical clave, destacando sus primeros triunfos, innovaciones y controversias.

  1. Década de 1990 (Próximamente)
  2. Los 2000 y el nuevo siglo (Próximamente)
  3. Década de 2010 (Próximamente)
  4. Década de 2020 y su futuro (Próximamente)

Una Italia devastada y sin referentes culturales

En 1951, Italia estaba inmersa en un proceso de reconstrucción tras la devastación provocada por la Segunda Guerra Mundial. El país, severamente afectado por el conflicto, enfrentaba desafíos profundos en términos de recuperación económica, la restauración de su infraestructura y, especialmente, la redefinición de su identidad cultural. Durante casi dos décadas, la dictadura fascista de Mussolini había moldeado la vida política y social de Italia, y su colapso dejó un vacío que requería ser llenado con nuevas propuestas que unificaran al país.

En este contexto, el Festival de Sanremo emergió como una de las respuestas culturales más significativas en una joven república italiana que buscaba renovar su identidad. Concebido como un evento musical, Sanremo no solo proporcionó entretenimiento, sino que también actuó como un símbolo de esperanza y modernización para la sociedad italiana.

A través de la música, se promovió una imagen positiva y progresista del país, en sintonía con los nuevos tiempos de posguerra. Desde entonces, Sanremo ha perdurado como uno de los eventos culturales más importantes de Italia, manteniendo su relevancia como un reflejo de la identidad nacional y un motor de innovación artística.

Recuperación económica, turismo y música

En la posguerra, muchas ciudades italianas se volcaron en el turismo como motor para la recuperación económica, y San Remo no fue la excepción. Esta ciudad costera, que ya se había consolidado como un destino turístico importante durante las décadas de 1920 y 1930, aprovechó su atractivo natural y su infraestructura en expansión para revitalizar su economía. San Remo no solo creció en términos de alojamientos turísticos, sino que también se destacó por su floreciente industria de la floricultura, convirtiéndose en un centro clave de la llamada “Riviera de las Flores”.

Este impulso económico a través del turismo permitió a la ciudad mantener su relevancia y proyectarse como un punto neurálgico de eventos culturales, entre los cuales el Festival de Sanremo se erigió como el más emblemático. La música y el entretenimiento se convirtieron en un complemento perfecto para el renacimiento económico de la ciudad, atrayendo tanto a turistas como a una creciente audiencia nacional e internacional.

En este contexto, inspirándose en festivales musicales anteriores celebrados en diversas ciudades de Italia, en 1951 se ideó la primera edición del Festival de Sanremo. Este proyecto fue liderado por figuras clave como Angelo Nicola Amato, director de eventos y relaciones públicas del Casino de San Remo; Angelo Nizza, locutor de radio y periodista; Pier Bussetti, gestor del casino; y Giulio Razzi, compositor y director de orquesta. Juntos, sentaron las bases de lo que se convertiría en un evento emblemático de la cultura italiana.

1951: Comienzo modesto pero simbólico

El 29 de enero de 1951, el Casino de San Remo fue el escenario de la primera edición del Festival de la Canción Italiana. A lo largo de tres noches, un reducido grupo de intérpretes, encabezado por Nilla Pizzi, Achille Togliani y el Duo Fasano, ofrecieron al público veinte canciones. Aunque el evento pasó relativamente desapercibido ante público y crítica, fue el inicio de una tradición. La victoria de Nilla Pizzi con “Grazie dei fiori” marcó el comienzo de su carrera como una de las figuras más representativas del festival.

La organización del evento tuvo que enfrentarse a varios obstáculos, como la dificultad para vender entradas, a pesar de que su precio era accesible (500 liras, aproximadamente 25 céntimos de euro). Aun así, la transmisión por radio logró captar la atención de la audiencia, permitiendo que el festival ganara popularidad progresivamente.

1952: Nilla Pizzi domina y surge la primera controversia

La edición de 1952, celebrada del 28 al 30 de enero, mantuvo la estructura del año anterior, pero con la incorporación de jurados externos. Este año, Nilla Pizzi se consolidó como la gran estrella del evento al ganar con “Vola colomba“, una emotiva canción que abordaba la situación política de Trieste, entonces bajo control yugoslavo. El relato de la separación entre un ciudadano italiano y una joven de Trieste resonó profundamente en el público, consolidando a Pizzi como una figura fundamental en la historia del festival.

En un hecho sin precedentes, Pizzi ocupó las tres primeras posiciones del podio con “Vola colomba”, “Papaveri e papere” y “Una donna prega”. A pesar de su segundo puesto, “Papaveri e papere”, una crítica sutil disfrazada de melodía ligera, se convirtió en un éxito inmediato, no solo en Italia, sino también en el extranjero, con múltiples versiones en otros idiomas.

Sin embargo, la edición de 1952 no estuvo exenta de polémicas. Una disputa entre Gino Latilla y el maestro Cinico Angelini, motivada por una rivalidad amorosa en torno a Nilla Pizzi, atrajo la atención de la prensa. Este fue el primer indicio de que el festival no solo era un escaparate musical, sino también un escenario donde las tensiones personales podían estallar.

1953: Nuevas reglas y una competencia más feroz

El festival de 1953, celebrado entre el 29 y el 31 de enero, introdujo un cambio significativo que perduraría durante años: la doble interpretación de las canciones. Este formato permitía que cada tema fuera interpretado por dos artistas diferentes, ofreciendo una mayor variedad de estilos y aproximaciones. Esta innovación aportó frescura al evento, al tiempo que permitía una mayor diversidad artística.

La orquesta también sufrió una transformación con la incorporación de dos secciones: una dirigida por Cinico Angelini, de estilo más tradicional, y otra más moderna bajo la batuta de Armando Trovajoli. Este cambio reflejaba la intención del festival de modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos.

A pesar del éxito de Nilla Pizzi en las dos ediciones anteriores, fue Carla Boni, junto a Flo Sandon, quien se alzó con la victoria en 1953 con “Viale d’autunno“. Los rumores de una posible rivalidad entre Pizzi y Boni comenzaron a circular, aunque ambas cantantes desmintieron las especulaciones. Este año marcó también un punto de inflexión, ya que el festival comenzó a ser visto no solo como un escaparate turístico, sino como un evento de relevancia nacional.

1954: Un cambio de era

En 1954 el Festival de Sanremo continuó su evolución, afianzándose como uno de los eventos más importantes del panorama musical italiano. A lo largo de esta edición, la ausencia de Nilla Pizzi, quien se retiró tras su ruptura personal y profesional con Cinico Angelini, marcó un cambio en la dinámica del festival.

Por primera vez, la victoria fue para un dúo masculino, formado por Giorgio Consolini y Gino Latilla, con la emotiva canción “Tutte le mamme”. Este tema, dedicado a las madres, abrió una nueva tradición en el festival, consolidándose como un género recurrente en las ediciones futuras.

La victoria de Consolini y Latilla marcó un cambio significativo en la narrativa del festival, que hasta entonces había sido predominantemente “femenino”. Desde 1954, la representación masculina comenzó a ganar predominancia, estableciendo un patrón en el que, de las 75 ediciones celebradas hasta la fecha, solo 29 ganadoras han sido mujeres, de las cuales solo 18 lo hicieron en solitario.

1955: transmisión en televisión y éxito en ventas

El salón de fiestas del Casino de San Remo fue el escenario una vez más de la quinta edición del festival, que se celebró del 27 al 29 de enero de 1955. El evento, presentado por los locutores de la RAI en Turín, Armando Pizzo y Maria Teresa Ruta, se transmitió por Radio Rai 2 a partir de las 22:00 horas y, por primera vez, también en televisión a partir de las 22:45.

Durante la semana, un total de 16 canciones fueron interpretadas por 15 artistas. En las dos primeras noches se presentaron 8 canciones cada día, y al final de cada jornada, un jurado compuesto por 285 miembros, 75 presentes en la sala y 210 seleccionados entre los suscriptores de la RAI, elegía las 4 canciones de cada noche que pasarían a la final.

El festival marcó un momento histórico con la victoria de Claudio Villa, quien interpretó “Buongiorno tristezza” junto a Tullio Pane. Villa fue además el primero en utilizar playback en el festival, debido a una grave faringitis que sufrió durante la tercera y última noche.

A pesar de las polémicas generadas por desacuerdos entre la RAI y la Unión Nacional de Editores Musicales (UNEM) en torno a la selección de las canciones, el éxito del festival quedó reflejado en las ventas, con más de nueve millones de discos vendidos en total.

1956: Nuevos talentos y nacimiento de Eurovisión

En 1956, los organizadores del Festival de San Remo decidieron reformular su formato para recuperar su esencia como un “concurso de canciones“, dejando de lado la competición entre intérpretes. A través del certamen nacional Voci Nuove, seleccionaron a seis cantantes debutantes: Luciana Gonzales, Gianni Marzocchi, Ugo Molinari, Franca Raimondi, Tonina Torrielli y Clara Vincenzi. En esta edición, cada canción se presentó una sola vez, rompiendo con la tradición de interpretaciones múltiples.

El primer lugar fue para Franca Raimondi, quien obtuvo 171 puntos con su interpretación de “Aprite le finestre”. Este cambio marcó una etapa significativa en la historia del festival, priorizando el descubrimiento de nuevos talentos musicales. Entre los participantes, Tonina Torrielli destacó con el segundo lugar gracias a “Amami se vuoi”. Apodada “la caramellaia di Novi” por su pasado como trabajadora en una fábrica de caramelos, Torrielli fue la única en repetir su actuación, un hecho inédito en el festival.

Según Fulvio Palmieri, directivo de la RAI, esta excepción se justificó porque la cantante estaba bajo contrato con Cetra, una empresa de la RAI, lo que beneficiaba su promoción. Sin embargo, la mayoría de las canciones de esta edición, salvo “Musetto” que fue reinterpretada por el Quartetto Cetra, cayeron rápidamente en el olvido, lo que puso en entredicho las decisiones creativas de aquel año.

El Festival de 1956 también estuvo marcado por la inauguración del Festival de Eurovision, inspirado en el evento italiano. La primera edición del certamen europeo tuvo lugar en Lugano, Suiza, y contó con la participación de siete países. Italia estuvo representada por las dos primeras clasificadas de Sanremo, Franca Raimondi y Tonina Torrielli, con las canciones que presentaron en el festival.

Para responder a las críticas generadas por la exclusión de artistas consolidados, se organizó una cuarta noche fuera de concurso en la que participaron figuras populares como Nilla Pizzi, Claudio Villa, Teddy Reno, entre otros, acompañados por la orquesta de Cinico Angelini. Además, se produjo el documental San Remo canta, dirigido por Domenico Paolella, que mostraba imágenes detrás de escena del festival. Un episodio curioso de esta edición fue la protesta de Serafino Dabbene, apodado “El Vengador de Vercelli”, quien lanzó panfletos en la sala reclamando la exclusión de una de sus composiciones, antes de ser expulsado y detenido por las autoridades.

1957: Regreso de los BIG

El séptimo Festival de San Remo se celebró del 7 al 9 de febrero de 1957 en el Salón de Fiestas del Casino de San Remo, con transmisiones simultáneas por radio y televisión a partir de las 22:00 horas. Nunzio Filogamo regresaba tras haber presentado las primeras cuatro ediciones, acompañado por Marisa Allasio, Fiorella Mari y Nicoletta Orsomando. La dirección musical corrió a cargo de Cinico Angelini y Armando Trovajoli.

La canción ganadora fue “Corde della mia chitarra”, interpretada por Claudio Villa y Nunzio Gallo. Claudio Villa también obtuvo el segundo puesto junto a Giorgio Consolini con “Usignolo”. Sin embargo, la canción más recordada de esta edición fue “Casetta in Canadà”, que alcanzó el cuarto lugar pero logró un gran impacto en el público.

La edición no estuvo exenta de incidentes. La canción “La cosa più bella“, interpretada por Carla Boni y Tonina Torrielli, fue descalificada tras descubrirse que había sido publicada previamente en una gramola de Milán. Además, Marisa Allasio, tras cometer varias equivocaciones durante las noches previas, fue relegada tras bambalinas en la última jornada, siendo reemplazada por Nicoletta Orsomando, aunque apareció para el anuncio de los ganadores.

Otros momentos destacados incluyeron un fallo de Claudio Villa, apodado “eurostecca” por ser transmitido a través de la red de Eurovisión, lo que le valió duras críticas a su paso por el festival y una interpelación parlamentaria acusado de orgullo y querer interpretar las canciones más bonitas del Festival a toda costa y sin estar preparado. También, Tonina Torrielli, afectada por una gripe, debió abandonar temporalmente el escenario pero regresó para completar su interpretación. Por primera vez, se organizó un Contra-festival en un hotel cercano, donde un pianista y un cantante anónimos presentaron diez canciones rechazadas del evento oficial.

1958: Primer gran éxito internacional

Entre el 30 de enero y el 1 de febrero de 1958 tuvo lugar la octava edición del Festival de Sanremo, presentada por Gianni Agus y Fulvia Colombo, y retransmitida tanto por radio como por televisión. Para esta edición, la RAI recibió 391 canciones, de las cuales seleccionó 20 para ser interpretadas por 15 participantes.

Durante las dos primeras noches del festival, se presentaron 10 canciones en cada velada. Un jurado compuesto por 200 miembros, 100 presentes en la sala y 100 suscriptores de periódicos, decidía cuáles cinco canciones avanzaban a la final, programada para la tercera y última noche.

En esta edición debutaron Domenico Modugno y Johnny Dorelli, quienes lograron la victoria con “Nel blu dipinto di blu”, canción que se convertiría en el mayor éxito de la historia del festival. Compuesta por el propio Modugno, quien fue el primer autor en interpretar su propia obra, en colaboración con Franco Migliacci, esta pieza alcanzó un impacto sin precedentes. Vendió más de 22 millones de copias en todo el mundo y se mantuvo durante trece semanas en el primer puesto del Billboard Hot 100, un logro sin igual para un artista italiano hasta ese momento.

1959: Marcada por el tono político y social

La novena edición del Festival de Sanremo se celebró del 29 al 31 de enero de 1959, con retransmisión simultánea por radio y televisión. Enzo Tortora presentó el evento junto a Adriana Serra, destacada locutora de la época. Durante el festival, Tortora sorprendió al anunciar su separación de Lina Reillo, su esposa.

Por segundo año consecutivo, Domenico Modugno y Johnny Dorelli se coronaron ganadores, esta vez con “Piove (Ciao, ciao bambina)”, una canción que algunos interpretaron como un comentario sobre la Ley Merlin de 1958, que había clausurado los burdeles y prostíbulos e introudiciendo los delitos de explotación y complicidad en Italia. Modugno, acompañado por su esposa Franca Gandolfi, consolidó su éxito internacional, mientras nuevos talentos como Arturo Testa y Jula de Palma lograron una gran notoriedad pero pasajera. Cabe destacar también el inesperado éxito de “Nessuno” en la poderosa versión de Mina.

La edición no estuvo exenta de controversias, como la exclusión de Flo Sandon’s y Carla Boni debido a una nueva regla que prohibía la participación de artistas con vínculos matrimoniales con otros cantantes, o el escándalo provocado por la interpretación de “Tua” de Jula de Palma. Su apasionada actuación, considerada excesivamente sensual por sectores conservadores, generó polémica mediática, cartas de reproche y hasta censura en las emisiones radiales, aunque su carrera continuó con éxito en los años posteriores.

En menos de una década, el Festival de Sanremo logró consolidarse como un pilar de la cultura italiana y un escaparate internacional para su música. Desde sus humildes comienzos en 1951 hasta el impacto global de canciones como “Nel blu dipinto di blu”, Sanremo no solo adaptó su formato para mantenerse relevante, sino que también se convirtió en un reflejo de los cambios sociales, políticos y artísticos de Italia. Su capacidad para combinar tradición y modernidad asegura su lugar en la historia como mucho más que un certamen musical: es un verdadero símbolo de la identidad cultural italiana.

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