El Festival de Sanremo, fundado en 1951, es uno de los certámenes musicales más icónicos de Italia y del mundo, consolidándose como un referente de la música italiana y un espejo de su evolución a lo largo de las décadas. Este evento anual ha destacado por descubrir nuevos talentos y combinar una competencia musical con un espectáculo en vivo de gran impacto mediático. Bajo el lema La canzone italiana, ha sido el trampolín para la carrera de artistas emblemáticos, convirtiendo muchas de sus canciones ganadoras en himnos atemporales, y manteniéndose como un hito crucial para los cantantes italianos.
Esta serie de ocho artículos explorará la historia de Sanremo, desde sus antecedentes hasta las ediciones más recientes. Esta cuarta entrega aborda la evolución del Festival de Sanremo durante la década de 1980, donde el festival tuvo un renacimiento en la sociedad italiana, ganado el interés de público y crítica. Protagonizado por nombres como Pippo Baudo, Eros Ramazzoti o incluso el propio Miguel Bosé, la llegada del mundo disco y del punk transformó el festival en el gran evento italiano.
- Antecedentes y primeros pasos (1930 – 1950)
- El nacimiento de un símbolo cultural (1951 – 1959)
- Evolución y desafíos en la era dorada (1960 – 1979)
- El renacimiento del festival (1980-1989)
- Década de 1990 (Próximamente)
- Los 2000 y el nuevo siglo (Próximamente)
- Década de 2010 (Próximamente)
- Década de 2020 y su futuro (Próximamente)
Introducción y contexto
La Italia de los años 80 emergía de una década marcada por la violencia y el extremismo político de los llamados «años de plomo». Con el fin de esta era de enfrentamientos armados y tensiones sociales, el país inició un proceso de descenso de la violencia, donde el optimismo económico y la búsqueda de estabilidad comenzaron a redefinir tanto la política como la cultura. El debilitamiento de los movimientos radicales, el auge de figuras políticas como Bettino Craxi, y la caída del comunismo, transformaron el paisaje italiano, dejando su huella en todas las esferas de la vida pública, incluyendo el entretenimiento.
En este contexto, el Festival de Sanremo, tradicionalmente un escaparate de la música italiana, se convirtió en un reflejo de los cambios sociales y políticos. Estudios y artículos de la época destacan cómo la política influyó en el entretenimiento, mostrando un festival que, aunque mantenía su esencia musical, empezaba a asumir un papel más comercial y menos politizado. La música de Sanremo, entonces, no solo sirvió como medio de entretenimiento, sino también como un termómetro cultural, mostrando las aspiraciones y los nuevos valores de una sociedad que dejaba atrás la confrontación para abrazar el bienestar y la modernidad.
La renovación de 1980: los presentadores, papel clave
El Festival de Sanremo de 1980 marcó un antes y un después en la historia del evento, revirtiendo la tendencia a la baja que había caracterizado sus últimas ediciones. La clave del éxito fue la innovadora conducción del trío compuesto por Claudio Cecchetto, Roberto Benigni y Olimpia Carlisi, quienes redefinieron el papel del presentador, convirtiéndolo en una parte fundamental y protagonista del espectáculo.

Hasta ese momento, los presentadores del festival se limitaban a anunciar a los artistas y seguir el guion establecido. Sin embargo, Cecchetto, Benigni y Carlisi rompieron con esta tradición, introduciendo un estilo más dinámico y carismático que capturó la atención del público y renovó el interés en el evento.
Claudio Cecchetto: el visionario del ritmo televisivo
Claudio Cecchetto (Ceggia, 1952), productor, DJ, músico y cazatalentos italiano, fue uno de los pilares de esta transformación. Después de sus inicios como baterista en Venecia, Cecchetto dejó sus estudios en 1975 para dedicarse por completo a la música. Su carrera despegó en Radio Milano International, la primera emisora privada de Milán, y posteriormente en Radio Studio 105, pionera en emitir a nivel nacional.
En la televisión, Cecchetto presentó Chewing Gum, el primer programa musical de Telemilano 58, precursor de Canale 5. En 1979, debutó en la RAI con el programa Discoring, una experiencia que lo catapultó a la conducción del Festival de Sanremo en 1980. Su enfoque fresco y moderno cautivó a la audiencia, consolidando su reputación como innovador en el ámbito musical.
Roberto Benigni: el genio irreverente
Por su parte, Roberto Benigni (Castiglion Fiorentino, 1952), actor, cómico, director y guionista, aportó al festival su inigualable humor y carisma. Inició su carrera en los escenarios a los 20 años, destacándose en obras como Bertoldo Azzurro y Pa ra pa pa pà. Su colaboración con Giuseppe Bertolucci en el monólogo Cioni Mario di Gaspare fu Giulia le otorgó notoriedad, pese a las controversias y censuras que provocó en la televisión italiana.
Benigni llevó su estilo irreverente al escenario de Sanremo, rompiendo moldes y dejando una huella imborrable en el festival. Su capacidad para conectar con el público y su espíritu transgresor lo convirtieron en una figura clave del evento.
Olimpia Carlisi: La Elegancia de la Sutileza
Finalmente, Olimpia Carlisi (Campi Bisenzio, 1946), actriz de teatro y cine, completó el trío con su presencia sofisticada y su experiencia en la escena artística italiana. Aunque nunca alcanzó el estrellato en la gran pantalla, Carlisi participó en producciones destacadas como Casanova de Fellini y La terrazza de Scola. Sanremo le brindó una plataforma para brillar, consolidando su legado en el panorama cultural. Su actuación en el festival reflejó la riqueza de su trayectoria, dejando una impresión duradera en la audiencia.
Sanremo disco
En la edición de 1980 del Festival de Sanremo se reintrodujo la división en dos categorías: artistas menos conocidos, que seleccionó a ocho propuestas para la gran final, y otra categoría dedicada a los Big tanto italianos como extranjeros, con un total de 18 finalistas. Ese año también marcó un cambio significativo en la producción musical del evento, ya que se eliminó la participación de la orquesta. Este cambio, motivado por razones presupuestarias y por la creciente falta de protagonismo de la orquesta en ediciones anteriores, llevó a la adopción de pistas pregrabadas e incluso al uso del playback.
El Festival de Sanremo se adentró de lleno en la era disco, reflejando la vibrante escena musical italiana de la época. El Teatro Ariston se transformó en una auténtica discoteca gracias al trabajo del escenógrafo Gianfrancesco Ramacci, quien lo decoró con espejos y suelos luminosos que evocaban la estética de los clubes nocturnos. Esta transformación no solo fue visual, sino que también se tradujo en una mayor diversidad de géneros musicales en la competición, abarcando desde el soul, funk y reggae hasta ritmos latinos.
No obstante, la música disco no fue la única novedad que marcó el final de los años setenta y principios de los ochenta. El punk, que vivía una época dorada en Inglaterra, comenzó a ejercer una notable influencia en toda Europa. Estos nuevos estilos musicales, más difíciles de adaptar a las presentaciones en directo con orquesta, también contribuyeron a la eliminación de esta.
La modernización del festival tuvo un impacto significativo en la difusión de las canciones de Sanremo, que comenzaron a sonar en discotecas y a ser promovidas por los grandes DJs de la época. Este fenómeno fue crucial para el relanzamiento del festival, posicionándolo nuevamente en el centro de la escena musical. La RAI, que durante los años setenta había mostrado un interés decreciente en el evento, limitándose a retransmitir solo algunas galas, decidió emitir el festival en su totalidad, reflejando un renovado compromiso con su éxito.
El renacer de Sanremo
1981: el inicio de una nueva época dorada
A pesar de que los cambios que marcaron la nueva era del Festival de Sanremo comenzaron en la edición de 1980, es el festival de 1981 el que se considera el verdadero inicio de esta nueva época dorada tras la crisis de la década de 1970. La crítica, el público y las ventas de discos volvieron a centrarse en el festival, llevando a las canciones participantes a lo más alto de las listas de éxitos italianas.
Claudio Cecchetto retomó el papel de presentador, esta vez acompañado por la actriz y periodista Eleonora Vallone y por Nilla Pizzi, en un homenaje al 30 aniversario de su victoria en el primer festival. En esta edición, una joven Alice, cuyo nombre real es Carla Bissi, se alzó con el triunfo gracias a “Per Elisa”, una canción compuesta por Franco Battiato y Giusto Pio.
Alice ya había participado en Sanremo en 1972 con “Il mio cuore se ne va”, sin obtener mayor repercusión. Años después, Giancarlo Lucariello, ex productor de Pooh, transformó su carrera al cambiarle el nombre a Alice Visconti y renovando su imagen. Con una personalidad independiente y un carácter de cantautora, Alice dejó atrás su imagen ingenua del pasado y explotó con fuerza en 1980 con “Il vento caldo dell’estate”, seguido del álbum Capo Nord, que se convirtió en uno de los éxitos del verano.
La edición de 1981 dejó grandes éxitos como “Sarà perché ti amo” de Ricchi e Poveri, que obtuvo el quinto lugar; “Ancora” de Eduardo De Crescenzo; “Non posso perderti” de Bobby Solo; “Questo amore non si tocca” de Gianni Bella; “Pensa per te” de Marcella Bella; “Hop hop somarello” de Paolo Barabani; y los temas debut de Fiorella Mannoia y Luca Barbarossa, “Caffè nero bollente” y “Roma spogliata”, respectivamente. Estos éxitos fueron recopilados en un álbum del festival, que se consolidó como uno de los más vendidos en Italia.
Una de las grandes innovaciones de esta edición fue la introducción de la Supergiuria, un jurado compuesto por destacadas personalidades del cine, como Sergio Leone (presidente del jurado), Eleonora Giorgi, Giancarlo Giannini, Ugo Tognazzi y Alberto Sordi. La clasificación que elaboraron fue la siguiente: en primer lugar, “Ancora” de Eduardo De Crescenzo; en segundo puesto “La barca non va più” de Orietta Berti; y en tercera posición a la ganadora del festival, “Per Elisa” de Alice.
1982: el año de la internacionalización
Debido al gran éxito de Claudio Cecchetto, la dirección del festival le confió nuevamente la conducción en 1982. Esta vez, fue acompañado por la joven Patrizia Rossetti, quien obtuvo el puesto de presentadora gracias al programa Una valletta per Sanremo, mostrando cómo la figura del presentador adquiría cada vez más protagonismo. La escenografía, a cargo de Enzo Somigli, continuó inspirándose en las discotecas, utilizando la más alta tecnología en iluminación, con un sistema de luces estroboscópicas considerado el más caro jamás creado hasta ese momento.
Tras el éxito de la Supergiuria del año anterior, en 1982 se estableció el Premio de la Crítica, que fue otorgado a Mia Martini por su interpretación de “E non finì mica il cielo”, escrita por Ivano Fossati.
La victoria de esta edición, ampliamente anunciada por la prensa, fue para Riccardo Fogli con “Storie di tutti i giorni”, compuesta por el propio Fogli junto a Maurizio Fabrizio y Guido Morra. En segundo lugar quedaron Al Bano y Romina Power con “Felicità”, un gran éxito de ventas que se convirtió en uno de los temas más emblemáticos de la pareja tanto artística como sentimental en ese momento. El tercer puesto fue para Drupi con “Soli”, coescrita junto a Gianni Belleno y Vittorio De Scalzi, miembros históricos de los New Trolls.
Por primera vez, dos invitados internacionales participaron en el festival vía satélite: Kiss desde Nueva York y Maurice Gibb de los Bee Gees en directo desde Las Vegas.
El festival de la era Baudo (1984-1987)
Giuseppe «Pippo» Baudo fue una figura icónica en el Festival de Sanremo, asumiendo su conducción en 1984, 1985, 1987 y varias ediciones más, alcanzando un récord de trece presentaciones. Su dirección marcó una etapa de renovación y crecimiento del certamen, alcanzando un pico histórico de audiencia en la final de 1987 con más de 17 millones de espectadores, un récord que permanece invicto.
1984: separación de Nuove Proposte y Campioni
La edición de 1984 marcó un punto de inflexión en el Festival de Sanremo, con Pippo Baudo como anfitrión. Esta fue la primera vez que se introdujo la categoría Nuove Proposte, separando de manera efectiva a los nuevos talentos de los artistas consolidados en la categoría Campioni. Al Bano y Romina Power se llevaron la victoria en la sección principal con “Ci sarà”, mientras que Eros Ramazzotti ganó en Nuove Proposte con “Terra promessa”, catapultando su carrera tanto en Italia como en el extranjero. La escenografía fue impresionante, reflejando un despliegue de recursos sin precedentes que incluyó la acreditación de 2.700 periodistas y comentaristas.
Esta edición también se destacó por la actuación de Queen, que, a pesar de las tensiones por el uso obligatorio de playback, dejaron una impresión duradera con “Radio Ga Ga”. Además, la edición estuvo marcada por protestas sociales, ya que trabajadores de Italsider manifestaron frente al teatro Ariston contra un plan de despidos, lo que llevó a Baudo a permitir que algunos de ellos expresaran sus demandas en vivo. Fue una mezcla de glamour musical y conciencia social, consolidando el papel del festival como un evento cultural significativo.
1985: la computación como escenario
El festival de 1985, nuevamente bajo la batuta de Baudo, se destacó por una escenografía futurista que celebraba la creciente influencia de la informática, con elementos visuales que incluían una enorme «teclado QWERTY» y luces de neón que simulaban una pantalla de computadora. Ricchi e Poveri ganaron en la categoría Campioni con “Se m’innamoro”, mientras que Cinzia Corrado triunfó en Nuove Proposte con “Niente di più”.
La edición también vio el regreso de grandes nombres como Claudio Baglioni, quien recibió un premio por “Questo piccolo grande amore”, considerado la canción de amor del siglo. Además, la histeria colectiva se apoderó de Sanremo con la presencia de Duran Duran, recordando la fiebre Beatlemania de décadas anteriores. Eros Ramazzotti hizo su debut en la sección Campioni tras ganar en Nuove Proposte el año anterior, consolidando su creciente fama.
1986: primera presentadora en solitario
En 1986, Loretta Goggi rompió barreras como la primera mujer en conducir el festival en solitario. La edición fue un hito, no solo por su anfitriona, sino también porque los artistas volvieron a cantar en vivo por primera vez desde 1983, aunque con pistas musicales pregrabadas. Eros Ramazzotti ganó nuevamente, esta vez en Campioni con “Adesso tu”, afirmando su estatus en la escena internacional. Lena Biolcati triunfó en Nuove Proposte con “Grande grande amore”.
El festival también estuvo plagado de controversias. Un enfrentamiento en vivo entre Donatella Rettore y Marcella Bella capturó la atención del público, mientras que Loredana Bertè generó escándalo al presentarse con una barriga falsa simulando un embarazo avanzado. La edición, llena de emociones y sorpresas, consolidó aún más la reputación del festival como un evento lleno de drama y glamour.
1987: cúspide de la Era Baudo
La edición de 1987 fue la cúspide de la Era Baudo, extendiéndose por primera vez a cuatro noches, una decisión influenciada por la presión de las discográficas y los publicitarios. Con un formato renovado, el festival presentó actuaciones en vivo desde el Palarock, una tensoestructura instalada en el campo ecuestre de San Remo, en el que Massarini presentó las actuaciones de invitados internacionales de alto nivel como Whitney Houston, que recibió una ovación de pie y un bis excepcional con “All at Once”. La inclusión de un debate en vivo durante la tercera noche, que originalmente debía ser solo para Nuove Proposte, se convirtió en un espectáculo inesperado que capturó la atención del público.
Este año también estuvo marcado por una serie de incidentes, incluyendo el anuncio en directo de la muerte del legendario cantante Claudio Villa. La edición fue ganada por el trío Gianni Morandi, Enrico Ruggeri y Umberto Tozzi con “Si può dare di più” en Campioni, y Michele Zarrillo triunfó en Nuove Proposte con “La notte dei pensieri”. Con una audiencia récord del 68.95% de share, esta edición se convirtió en la más vista en la historia del festival, cerrando una era de innovación y éxito bajo la dirección de Pippo Baudo.
Pippo Baudo salió del Festival de Sanremo en 1988 por un contrato de exclusividad que firmó para Canale 5. La llegada de las televisiones y radios privadas hizo que el Festival de Sanremo perdiese un poco de protagonismo tras el gran éxito recogido por Baudo.