Columna de Opinión Eurovisión

Una experiencia inesperada y un sueño hecho realidad

Sé que han pasado varias semanas desde el Festival de Eurovisión 2018, pero no quería dejar pasar la oportunidad de contar mi experiencia y de compartir mis emociones con nuestros lectores.

Mi sueño comenzó hace algo más de un año, al igual que el de muchos de vosotros. La euforia se apropió de mi cuerpo tras contemplar la victoria de Portugal en 2017 y un cosquilleo comenzó a aflorar en mi interior, teniendo esperanza de poder cumplir mi sueño y acudir al festival. El camino no fue un paseo tranquilo, sino más bien una gran montaña rusa.

Sabía que el trayecto no sería fácil, pero aún así me llevé una pequeña decepción tras no conseguir entradas en la primera venta oficial. No obstante días después de la segunda tanda de entradas, el día de mi cumpleaños, me llegaron mensajes diciendo que en la página de venta oficial quedaban entradas para el ensayo general de la gran final, y mi ilusión se convirtió en el mejor regalo de cumpleaños que jamás había imaginado.

Sin embargo, la suerte decidió volverme a sonreír, cuando menos me lo esperaba y a falta de unas horas para que la última venta de entradas finalizase, mis compañeros y más en concreto mi amigo me informa de que tenemos entradas para la gran final en directo, y un pequeño impulso me lleva a pensar que nada puede ser real, pero en mi corazón sabía que mi sueño se iba a hacer realidad.

Las sensaciones y emociones desde el estadio se viven absolutamente distintas que desde casa, no puedo explicar lo que se siente al escuchar el himno del festival segundos antes de comenzar la emisión, ver a los cantantes en directo o sufrir por pensar que un cambio de escenario no va a llegar a realizarse en tiempo… Solo puedo decir que es una de las sensaciones más surrealistas y felices que se pueden sentir en la vida, cuando ves que todo aquello que has soñado durante años se convierte en realidad.

Realmente y con la verdad en la mano, digo que me hubiese dado igual ver la final desde el estadio o desde cualquier otro punto de Lisboa, pues creo que lo mejor de todo ha sido conocer a amigos, compañeros y otros conocidos con los cuales llevaba muchos años hablando y compartiendo mis opiniones, por ello quiero aprovechar para dar las gracias a todas las personas que han formado parte de esta gran experiencia.

Quiero agradecer a Miguel e Iván, los cuales me dieron la oportunidad de hacerlo realidad y llevarme dos personas maravillosas. A mis compañeros Belén y Adri, por acogerme y poder disfrutar el festival con ellos y al resto del equipo que ha trabajado desde España, por cubrir un festival inolvidable para mí. A Manu, Javi y Miguel por conocernos después de tantos años y compartir un ratito juntos. Y a todos y cada uno de los eurofans, por acoger Lisboa y llenarla de un sentimiento que a parte de ser más español que portugués, demuestra que el festival une a las personas y la música nos hace más felices, aunque solo sea por un momento.

Mi sueño a día de hoy no ha cambiado, es volver a vivir esta experiencia y volver a reencontrarme con las mismas personas que se han hecho con un hueco en el baúl de mis recuerdos.

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