Con Eurovisión 2025 dando sus últimos coletazos, llega el mes de junio, el mes por excelencia del orgullo LGTBIQ+ con cada una de las letras que lo componen y lo que representan: Lesbianas, Gays, Transgénero, Bisexual, Intersexual, Queer y el + de inclusión.
Es momento de dejar atrás el love is love, es mucho más que eso, es mucho más que amar, se trata de ser, de sentir y comportarse. Es un mes para celebrar la diversidad sexual, la identidad de género, para reivindicar, tanto para las personas que pertenecen al colectivo como las que no, entre las que me incluyo.
Para muchos, quizás no tenga la potestad de reivindicar el orgullo, pero soy de los partidarios de que todo el mundo suma, todo aquel que aporte algo positivo es bienvenido. Porque no se tiene que luchar con aquellos que están a favor, las batallas se tienen que librar contra aquellos que no lo están, con aquellos que intentan destruirlo, que lamentablemente lo atacan y con aquellos que lo usan como una mera promoción de marketing, con más hincapié en este mes, donde todo el mundo saca su bandera a pasear, porque es lo que toca, no por convencimiento o ningún tipo de orgullo.
Y un ejemplo claro de este pinkwashing tristemente lo tenemos en la UER y por tanto, en Eurovisión.
Eurovisión siempre ha sido un lugar seguro para muchos, un lugar que ha sido casa, que ha sido refugio y evidentemente para las personas LGTBIQ+ más aún. El escenario de Eurovisión ha sido el lugar perfecto para revindicar, de alzar la voz sin miedo, una voz donde los artistas han sido altavoz de muchos, muchas y muches… hasta este año.
Prueba de la deriva que lleva el festival es la política de banderas de este año, donde la UER fue tajante con los participantes y les prohibió exhibir cualquier bandera diferente a la del país que representaban. ¿Alguien entiende un Eurovisión sin banderas arcoiris? ¿Alguien entiende un Eurovisión con desfile de banderas sin una bandera LGTBIQ+?
Lo peor de todo, es el pretexto, la escusa barata y sin sentido: “evitar los mensajes políticos en el certamen” rematado con un “para crear claridad y equilibrio” y yo me pregunto ¿Quién se puede sentir ofendido por una bandera del colectivo? Es más quién se sienta ofendido por estos colores, el problema es de él mismo ¡No tengo ningún tipo de dudas! En pleno siglo XXI lo que quiera ser cada persona no debería de ser cuestionado o penalizado.
La UER no cede y mantiene la prohibición del usar las banderas LGTBIQ+ por parte de los artistas en Eurovisión 2025
Y como, por desgracia, sí que lo está, cualquier espacio que sirva para visibilizar será bienvenido y que mejor lugar que un evento visto por 166 millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Pero claro, a la UER no le viene bien. Pero, ¿qué no le viene bien? ¿Las banderas del orgullo o que cierto país se ponga de pataleta porque alguien saque unas uñas con las banderas de Palestina?
Israel ha monopolizado Eurovisión, pero hasta un punto insostenible. Vivimos un certamen donde da igual la canción o el país que gane mientras que no sea Israel. Donde se crean «espacios seguros» para los artistas, pero sin embargo, se evita que se filmen situaciones de como un delegación se sobre pasa con el resto con total impunidad.
Y para protegerlos da igual lo que se lleven por delante, incluido el colectivo LGTBIQ+
Pero como la UER, con Martin Österdahl al frente tienen la cara de hormigón armando, en plena semana de Eurovisión se hizo unas fotos a los ex-representes de Eurovisión, entre ellas Senhit (la representante de San Marino en 2011, 2020 y 2021) bastante sorprendentes. ¿La sorpresa? En este carrusel de fotos la portada fue para la cantante de «Adrenalina» ondeando una gran bandera LGTBIQ+
Estrictamente se cumplieron las normas, porque la política de banderas solo afectaba a los artistas participantes. Senhit era una mera invitada, pero permitir esa foto y ponerla de entrada ¿No es un mensaje político? ¿No rompe la claridad de equilibrio y claridad de la UER? ¿O estamos metiendo esta foto para un lavado de cara?. O peor aún, ¿para que las redes ardan y se hable de Eurovisión a cualquier precio y no del tema de Israel?
Cuando uno deja de esperar nada de la UER para no llevarse sorpresas (desagradables), aún así se las lleva. Eurovisión en los 90 se mantuvo a flote principalmente por personas del colectivo, era un lugar seguro, un lugar donde se había creado una familia. Actualmente, es un programa con una audiencia donde hay muchas personas heterosexuales, tanto chicas, como chicos, niños y niñas… ¿Pero acaso el tipo de audiencia debería importar? ¿Se leen titulares que afirman que el fútbol es un deporte que solo siguen hombres heteros? ¡Pues no! no tendría que ser relevante ese dato, porque tenemos de todos los tipos y sabores. Pero claro, la UER no es tonta y sabe que el colectivo es muy grande y lamentablemente una fuente principal de ingresos.
Y como no podía ser de otra manera, ha llegado el 1 de junio y la UER se unió al florecer de las banderas LGTBIQ+ ¿Alguien ve sentido a sacar a relucir este «orgullo» cuando has prohibido ese tipo de banderas este año? ¿Alguien puede defender a la UER cuando Nemo el año pasado sufrió para sacar una bandera del orgullo no binario? ¿Alguien puede ver algo más que publicidad cuando a JJ, ganador de este año, le quitaron una bandera que llevaba en su bolsillo? En mayo rompes todas las normas, pero en junio “viva el orgullo”.
Aunque me consolaba saber que el público podía hacerlo, intenté colar una bandera durante la final. Pero me pillaron. La tenía guardada en un bolsillo de mi pantalón y alguien de la organización vio lo que llevaba. Justo antes de salir al escenario me dijeron: esa no es la bandera de tu país, no puedes sacarla. Por poco, casi lo consigo.
JJ, ganador de Eurovisión 2025
¡Basta de pinkwashing!
Aquí no puede estar prohibida una bandera el 17 de mayo y el 1 de junio sacar una publicidad siendo el defensor del colectivo. Yo espero y lo mismo soy demasiado optimista, que el año que viene esta política de banderas caiga por su propio peso y que se puedan exhibir banderas (dentro de la legalidad).
Pero esto no quita la mancha de este año, la mancha de la vergüenza de la UER, la mancha de la vergüenza de proteger a Israel a toda costa y por encima de todes.
La falsedad LGTBIQ+ de Israel
Y como cierto país monopoliza todo, hablemos alto y claro de su realidad, hablemos alto y claro de su publicidad LGTBIQ+. En su genocidio con Gaza, muchas personas, principalmente de ideología de derechas, alegan que en Palestina matan a homosexuales… Hasta la presidenta de la Comunidad de Madrid se mete en estos fregados…
Y por supuesto, es innegable que Hamas, el grupo terrorista palestino, reprime a las personas del colectivo, pero no toda Palestina es Hamas. ¿O que pasa que todos los israelís son iguales? ¿Todos los españoles somos etarras? No seamos simplistas, no nos dejemos engañar de las historias que nos quieren vender.
Israel es experta en vender diferentes realidades, y el orgullo de Tel Aviv es una de ellas. Nos venden este país como un remanso de paz y tranquilidad para los homosexuales. Pero, este mundo ideal solo está construido en Tel Aviv fuera de ahí la realidad es otra bien diferente.
Talleen Abu Hanna fue la primera mujer trans en participar en un concurso de belleza y sorpresa, con 17 años huyó de Nazaret si quería salvar su vida. En Tel Aviv existe un refugio LGTBIQ+, para personas que necesiten protección. Donde los propios familiares asesinan a los internos y dejan el cadaver a las afueras en este refugio.
Sorprende que existan figuras como un activista palestino LGTBIQ+, donde parece que tenemos normalizado que no existen figuras del colectivo palestinas y donde el mismo cuenta que existen redes del colectivo en Palestina o familias palestinas que aceptar y quieren a sus hijos queer. Por supuesto de forma clandestina, no venden una realidad que no es.
Es más, quizás la situación que vivan muchos palestinos, no sea muy diferente a la que puedan vivir muchos israelíes lejos de la panacea de Tel Aviv.
Sin equivocarme, me aventuraría a decir que ahora mismo una persona del colectivo en Palestina tiene más posibilidades de morir por un bomba de Israel que por su orientación sexual.
Pero claro, Israel sabe vender su máquina de blanqueamiento. Pero luego tienes a Avi Maoz, líder del partido Noam, que fue viceministro de Educación y estaba a favor de las terapias de conversión. Bezalel Smotrich ministro de finanzas que el orgullo de Tel Aviv lo llama «la marcha de las bestias».
Y tan LGTBIQ+ que son en Israel, muchos palestinos antes del genocidio israelí, llegaban pidiendo asilo, buscando refugio y salvar su vida. Pero para los israelís directamente eran asesinos y terroristas, negando el asilo, dejando a esas personas en la calle, sin dinero, sin seguro médico, sin trabajo, sin nada… Entonces cuando estaban en esa situación de vulnerabilidad Israel les reclutaba para que les dieran información, les devolvía a Palestina y les amenazaba con desvelar su verdadera identidad.
¿Esto es un acto de un país que presumen de ser un oasis del colectivo en Oriente Medio?
Ya siento ser duro con la conclusión, pero el orgullo de Tel Aviv es otro invento de Israel para blanquear de nuevo a este país.