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La influencia del running order en Eurovisión: ¿casualidad o destino ineludible?

¿Afecta al resultado final de una candidatura su puesto de salida en Eurovisión?¿Tiene menos posibilidades de victoria Blanca Paloma por actuar en la primera mitad?

El puesto de salida en Eurovisión, un tema tan candente como recurrente que año tras año sube a la palestra por estas fechas. La pregunta es siempre la misma, ¿hasta qué punto afecta el orden de actuación o running order en el potencial éxito de una candidatura en el certamen?. Durante el día de ayer, el anuncio de que nuestra representante española Blanca Paloma actuaría en la primera mitad de la gran final del próximo sábado sentó como un jarro de agua fría a cientos de eurofans. Se reavivaba así el debate sobre si actuar en los primeros puestos de salida de la gala sería una sentencia a muerte para las oportunidades de triunfo de la ilicitana. 

RUNNING ORDER, UN MAL NECESARIO

La necesidad de ordenar a las actuaciones participantes del Festival de Eurovisión ha sido durante los casi 67 años de historia ha sido un “mal” necesario. La imposibilidad de emitir todas las candidaturas a la vez para que los espectadores de casa las valoren en igualdad de condiciones conlleva, como es lógico, tener que secuenciarlas, para lo que se han utilizado diversos métodos a lo largo de los años. La última variación vino de la mano de la todopoderosa influencia nórdica que organizó Eurovisión 2013. Tras lustros confiando íntegramente en el azar para confeccionar el orden de salida, se decidía adoptar el sistema que perdura hasta hoy día. En la actualidad, la mayor parte de esta decisión la toma el propio equipo de producción del show, siempre bajo la premisa de favorecer el espectáculo.

Chanel extrae la papeleta First Half en el sorteo de mitades de Eurovisión 2022 (Imagen: RTVE)

De esta manera, un sorteo decide únicamente en qué mitad de las galas actúa cada representante, recayendo la concreción exacta de esta secuencia en el equipo organizativo de las galas. El único puesto que queda “abandonado a su suerte” es el del país anfitrión, que se sortea meses antes de la competición. De esta manera, se asegura que no hay inferencias de trato de favor entre la radiodifusora anfitriona y su propia candidatura. La Unión Europea de Radiodifusión esgrime razones de peso como que esta nueva concepción busca hacer brillar al máximo a todos los países buscando el hueco más idóneo del show para que muestren sus candidaturas a Europa. De esta manera, se intercalan canciones con distinto género musical y posibilidades escénicas. Con la modernización de la marca en los últimos años, cada vez son más los países que apuestan por estructuras escenográficas de exponencial complejidad, lo que da pie a tener que colocarlos estratégicamente para su correcto montaje y desmontaje, siempre en favor del show.

LOS PUESTOS 9-13 Y 19-25, LOS MÁS CODICIADOS

Entendida la conceptualización previa, analicemos cuáles son las consecuencias y efectos reales de la posición de salida en el Festival de Eurovisión, centrándonos en las últimas finales del formato desde que se introdujo el jurado en 2009.

Tal y como muestran los registros recientes, los puestos más codiciados por su alto rendimiento en las votaciones son los comprendidos entre el 9 y el 13 y el 19 y el 25. Aunque todo depende, por supuesto, de la calidad de las propuestas presentadas, salir en una de estas posiciones conlleva actuar en un lugar que durante las últimas ediciones ha acarreado grandes cifras de puntos a los países que han actuado en ellas. Por ejemplo, la posición 12, una de las que da más garantías al éxito, acumula una media de más de 3 puntos por país votante. Algunos ejemplos que respaldan esta teoría son la medalla de plata de Raphael Gualazzi en 2011 o la victoria de Duncan Laurence en 2019. 

Duncan Laurence actuando en el Pabandom Is Naujo lituano / D. Umbraso – LRT

Mientras que jurado y televoto se mantienen de media a la par en los puestos 9-13, en los últimos puestos de la segunda franja de la gala (19-26) la tendencia cambia radicalmente. La cantidad de puntos recibidos por el televoto se disparan mientras que el jurado tiende a valorar con menos efusividad estas propuestas que hacen de cierre de gala. Luego descubriremos por qué. Uno de los casos más recordados fue el de Italia en 2015. Il Volo conseguía hacerse con la victoria del público actuando desde 27ª posición. Sin embargo; el jurado dejaba a la agrupación italiana fuera del top 5 con una 6ª posición.

El la otra parte de la balanza se sitúan las 5 primeras posiciones de la gala, que acumulan un fatídico historial de malas posiciones a los países que actúan en ellas. Especialmente temido es el puesto 02, comúnmente llamado como death slot. Muchos se acordarán del drama que suscitó el anuncio de que Alfred y Amaia saldrían segundos en el festival de 2018. El resultado no fue nada alentador, finalizando en en una 23ª posición.

TELEVOTO Y PATRÓN DE CONSUMO DE LAS GALAS

Probablemente el mayor sesgo a la hora de valorar las 26 candidaturas por las cuales se compone una final del festival las proporciona el televoto. Bien sabido es, que el patrón de consumo de Eurovisión en términos de audiencias es significativamente irregular a lo largo de las primera horas de gala, cuando se desarrollan las actuaciones en competición. Con una clara tendencia ascendente por lo general, las últimas candidaturas en salir a escena reciben una significativa dosis extra de telespectadores, lo que se traduce en más votantes potenciales que podrían contribuir a un mejor desempeño del país en las votaciones. Por lo cual, no es de extrañar que estas canciones que cierran la terna de actuaciones participantes acumulen más llamadas y SMSs. Cierto es, a su vez, que estos telespectadores adicionales que se reenganchan en el tramo final de concursantes no conforman el núcleo duro espectadores fieles del festival, constituyendo un perfil más ocasional y esporádico no propenso a votar dada su poca asiduidad. Además, este efecto se trata de paliar o revertir con la emisión de recaps recopilatorios de todas las actuaciones y sus números de votación una vez éstas han culminado. Pese a todo esto, sería una mentira afirmar que actuar en las últimas posiciones de la gala no es una clara ventaja con el televoto.

Pese a que no era ningún secreto que la segunda mitad de actuaciones proporciona más espectadores a la emisión, recientemente se va ampliando la cantidad de fuentes que respaldan esta posición. Sin ir más lejos, el año pasado recibíamos las audiencias desglosadas de cada una de las actuaciones de la final emitida por RTVE. Sin ninguna sorpresa, la más vista fue el pase de Estonia, que precisamente cerraba la gala. De esta manera, 3.395.000 espectadores españoles eran testigos de Hope de Stefan, más televidentes incluso que los que tuvo nuestra querida Chanel y su SloMo, conformándose con la segunda plaza y 7.262.000. Probablemente, si la hispanocubana hubiera sido asignada en el segundo tramo de la gala, la situación sería otra. 

La otra cara de la moneda la evidencia República Checa, la actuación menos vista de la noche. Los opener del festival, We Are Domi, cosecharon 4.106.000 espectadores, más de tres millones menos que Estonia. No es un hecho aislado, pues la tendencia es constante con las actuaciones de la primera mitad de la gala. De esta forma, países con posiciones bajas en el running order como Rumanía, Suiza, Finlandia o Portugal registraban los índices de audiencia más discretos de las galas.

We Are Domi conseguían la medalla de bronce en el televoto de su semifinal. En la final, no obstante, se hundieron hasta la 21ª posición (Imagen: EBU / Nathan Reinds)

Estudiando este caso concreto del festival de 2022 sí que podemos establecer una relación directa entre el puesto de salida, espectadores en el momento de la actuación (tomando el ejemplo de España y siendo conscientes de que el modelo de consumo televisivo en nuestro país es dispar al del Norte de Europa y otros territorios) y el número de punto obtenidos en el televoto. Mientras que República Checa obtenía un gran top 3 en el televoto de su semifinal, su puesto de salida en la final le acarreó un 21ª puesto con la raquítica cifra de 5 puntos. Suiza, Finlandia o Portugal tampoco recogerían muchos votos de los espectadores, pero las diferencias de los marcadores entre su semifinal y la final no serían tan abismales como en el caso checo.

JURADO, UN CASO DISTINTO

El caso del jurado es (o debería ser) radicalmente distinto. Este estrato de la votación reintroducido en la dinámica de las galas desde 2009 busca una visión profesional y objetiva a la hora de valorar las candidaturas, buscando limitar el componente geográfico, político y otros factores exógenos que lleva intrínseco el público a la hora de votar. Uno de estos factores externos que se busca revertir es la influencia de la posición de salida de un país en el festival. De esta forma, los jurados valoran de forma individual todas las actuaciones de la gala, sin ningún tipo de prejuicio o sesgo en el orden en la que éstas estén secuenciadas. Así, no es de extrañar que Tamara Todevska llevara a Macedonia del Norte a ganar la votación del jurado en 2019 saliendo desde una octava posición o Cesar Sampson haciendo lo propio por Austria en 2018 con una 5ª posición de salida, hechos que serían prácticamente inverosímiles en la votación del público.

Tamara Todevska lograba vencer la votación de jurados actuando en 8ª posición (Imagen: EBU / Thomas Hanses)

Pese a todo, parece que la tendencia de puntos otorgados por el jurado a través de las distintas posiciones no difiere en demasía con la curva que presenta la votación del público. Y es que al final, esta ordenación que realiza el equipo de producción de Eurovisión puede estar más premediatada de lo que parece a simple vista, otorgando los lugares más suculentos de cara al televoto, los finales de la primera y la segunda mitad, a las candidaturas favoritas de la edición. Por tanto, los votos del jurado acompañarán. 

Lo que es seguro, es que la calidad de las propuestas que más brillan siempre acaban imponiéndose y haciendo frente a su posición de salida. Podemos estar muy tranquilos con Blanca Paloma, brillará como nunca actúe en la parte de la gala que actúe.

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