Columna de Opinión Eurovisión

Remedios Amaya, una artista con clase

Hacía tiempo que me venía rondando por la cabeza la idea de escribir sobre ella y la semana pasada van y me la recuerdan en Tu cara me suena cuando la imitó Yolanda Ramos.

Remedios Amaya es una artista a la que he tenido la ocasión de redescubrir mediante mis incursiones bloggeras en la esfera eurovisiva. Casi es más correcto y justo decir que la descubrí gracias a ello. Y es que su triste nul points en Alemania en el 83 no provocó descrédito o risa. Más bien la enterró viva y de ella casi nunca más se supo. A veces salía a colación su nombre para algún chascarrillo sobre la pobre productividad de España en Eurovisión. En un par de ocasiones ha sido entrevistada para volver siempre a aquella noche de principios de los ochenta entre pregunta y pregunta.

Yo ya tengo una edad y bien pudiera haberla visto actuar, pero entonces no me había atacado la fiebre por el Concurso. Cuando descubrí Eurovisión y empecé a desear ver a España ganar se me abrió la puerta un mundo nuevo aunque, en ocasiones, no tan feliz como cantó Karina. Cuando preguntaba a mis mayores acerca de nuestra trayectoria en el Concurso de la Canción, salvo por los hitos de Massiel y Salomé, las historias que oía de pequeño eran las veces que habíamos quedado mal. Y Remedios Amaya, con su cero redondo era una de las más recordadas. El premio La Pobre de nuestros amigos de Descubriendo Eurovisión bien podría haberle caído a ella. Vaya disgusto se debió de llevar la pobre

Vi a Remedios Amaya en televisión allá por los noventa en Qué pasó con, un programa dedicado a artistas y famosos olvidados que presentaba Consuelo Berlanga. Fue entonces cuando pude escuchar la versión de los hechos de labios de la propia artista. Me abrió los ojos con su historia de cómo no le permitieron cantar con el vestuario que deseaba, ya que, según le dijeron, no iba en sintonía con el escenario. Cómo de la rabia se quitó los zapatos antes de subir al escenario (porque, si mal no recuerdo, no pegaban con el vestido que al final llevó) y por eso cantó descalza. Y vi en sus ojos una resignación terrible cuando lo contaba. Al fin y al cabo, ¿qué iba a hacer o decir ella siendo aún una chiquilla…?

Años más tarde y ya metido yo en manteca eurovisiva me tocó hablar de Remedios Amaya y empecé a investigar más en serio sobre su carrera y su paso por Eurovisión. Y, oh sorpresa, resulta que no era la artista fracasada que algunos nos presentaban. Resulta que Doña Remedios había seguido trabajando en la música; que se había labrado una gran reputación en el flamenco; que había sacado discos y que sus canciones eran radiadas. En resumen, que es grande en su campo. Y que es apreciada entre los conocedores de Eurovisión de fuera de nuestras fronteras. Remedios Amaya es una habitual en listas de últimos puestos inmerecidos en Eurovisión. Su cero es considerado injusto por muchos. Su paso por el Concurso dejó huella. Algunos incluso consideran que su apuesta eurovisiva fue una adelantada a su tiempo y Eurovisión quizá no estaba preparada para su canción.

Remedios Amaya es una artista con clase que rebosa talento y sobre todo fortaleza. Una pena que se la recuerde más por aquella noche en Múnich.

No recuerdo haber oído que ella se arrepienta de haber ido a Eurovisión, pero yo no puedo evitar preguntarme qué habría sido de su carrera si la presentación de Quién maneja mi barca se hubiese planificado mejor. O si simplemente ella hubiese declinado la invitación. Será siempre una incógnita.

Una cosa sí tengo clara: el de Remedios Amaya es otro ejemplo de una apuesta buena que se viene abajo por una pésima preparación.

Hasta la puesta en escena de Antena 3 para Yolanda Ramos está más elaborada que otras…

Que pasen un buen día, queridos lectores.

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