Columna de Opinión Benidorm Fest

La imagen de Eurovisión (y el Benidorm Fest) en España

“Me gusta Eurovisión” esta frase dinamita todos los tópicos posibles y da carta blanca a menospreciar tus gustos, a soltar autenticas burradas y convertirte automáticamente a ojos de la persona que te escucha en “un maricón que le gusta un concurso político, donde siempre ganan los mismos, que van cantantes fracasados y que España debería retirarse porque es tirar el dinero”. ¿Se puede tener más prejuicios y más mala baba con ese juicio dañino y sin ningún tipo de fundamente? ¿Soltar “verdades” por la boca que ni son reales, pero tampoco interesa averiguar si lo son u ofenden a la persona que tienes enfrente? Yo creo que no, pero amigos, amigas y amiges, ser eurofán no es fácil.

En España “llevamos” años trabajando para hundir la marca Eurovisión, tenemos auténticos pasajes del terror que hemos vivido, preselecciones donde se pueden coger apuntes de lo que no hacer, elecciones erróneas, cambiar de método de selección chorrecientas veces, elegir buenos artistas con canciones que no les representaban y lo que era la tónica general en los últimos años: mandar lo correcto, lo irrelevante, aquello que no despierta ningún sentimiento, ni bueno, ni malo. Por supuesto, todo ello amparado por la autocritica inexistente de nuestro ente público. (Europa no nos entiende, somos demasiado frescos).

Este año con el Benidorm Fest parecía el inicio de algo prometedor, algo que realmente sonaba esperanzador y yo me conformaba con que fuera la primera piedra de un camino largo, un camino histórico en el tiempo. Y realmente hasta conocer los resultados de la final, estaba muy sorprendido, porque no me parecía solo una primera piedra, me parecían muchas puestas a la vez y de una manera muy buena. Pero una vez se eligió a Chanel como nuestra representantes la bomba saltó y todo el camino andado saltó por los aires, un castillo de naipes que voló con una furia desatada.

Este año el Benidorm Fest ha logrado muchos éxitos y el principal creía que era que ha conseguido atravesar la “burbuja eurofán”, estaba en la calle, en la política, en las oficinas, todo el mundo sabía de él y todo el mundo hablaba de él. Pero pensándolo más fríamente esto pasa todos los años, todo el mundo en España conoce Eurovisión, la canción que nos representa y a nada que se escarbe un poco las canciones de una preselección, de OT o lo que la apeteciera de manera fresca ese año a nuestra amada Toñi. El problema es que nadie hablaba de él, porque socialmente en España y eso es una realidad, Eurovisión es caca y si se habla es para hacerlo mal y si das una patadita a los eurofans te da doble puntuación.

Por lo que el gran éxito realmente de este año es la calidad, una calidad que no daba vergüenza admitir que te sabías las canciones, que veías estados de Instagram con canciones del BF que ni podías imaginar que esa persona podía tenerlos. Otros años hemos decido entre susto o muerte, este año no. Por tanto, mucha gente se ha subido a este carro o más bien se ha subido de manera pública. Era una fantasía ver hablar a las vicepresidentas del gobierno de España de Tanxugueiras o Rigoberta Bandini. Y que tu familia o amigos te hablaran de sus favoritas era algo que sanaba un poquito tu tan maltratado “eurocorazón”.

Pero el sueño nos explotó con una pompa en las manos, todo el éxito, todos los temazos acabaron infectados por una sola palabra “tongo”. Se politizó con argumentos que rozaban la vergüenza, con frases dilapidarías como “La canción X es demasiado buena para Eurovisión” y nuevamente Eurovisión volvía a ser centro de burlas, de personas que nunca hablaban del Festival lo utilizaban para ganarse un par de “me gustas”, Eurovisión volvía a ser el festival tongado, venido a menos, casposo y con un nulo interés, al que machacar y con el que machacar a los eurofans, esos seres despreciables y desalmados.

Chanel se la han dicho absolutas barbaridades, a Myriam otras tantas más, llegando a la amenaza de muerte de un menor. Se nos va de las manos por completo, pero nuevamente la sociedad, sin pruebas, tenía a su verdugo: los eurofans. No niego que parte del eurofandom se le vaya de las manos y como en todos los lugares del señor la toxicidad ande a sus anchas. Pero personalmente en mi Twitter cuando apoyo a Chanel (que no era mi favorita) la mayoría de los comentarios (algunos de una deshumanización que asusta), proviene de gente ajena al Festival, personas que su/s cantante/s preferido/s estaban en el BF y que no han ganado, no lo han asumido y la empatía la dejan para apoyar otras causas más de moda. Pero da igual eso nuevamente, como Eurovisión no lo sigue nadie, quien realiza criticas, amenaza y denosta son los eurofans, aquellos que estamos locos y no sabemos lo que queremos.

¿Acaso se habla del éxito de ventas del Benidorm Fest? De que más de la mitad de los temas han estado (o están) en el top 50 España, que han liderado el top 50 viral español, o han asaltado el top 50 viral mundial de Spotify. Por qué no se habla que Rayden con 20 años en la música con “Calle de la llorería” consigue meterse por primera vez en las 50 canciones más escuchadas de España. Por qué no se habla del disco de oro conseguido por “Ay mama”. No sé por que dan tanto miedo nuestros éxitos.

Eurovisión en España se sigue, interesa y triunfa, por mucho que todo el mundo intente esconderlo, si no, como consigue año tras año ser la emisión no deportiva más vista o estar en ese “top 5”. Yo no pido que el ciudadano de a pie que ve la final de mayo sea como yo, que se vea la preselección de Lituania, se sepa palabras en sueco por el Melodifestivalen o sufra porque Irama no consigue ser super finalista un año más. Yo lo que pido es que se tenga respeto hacia los eurofans.

En España lo más seguido es el fútbol es innegable, arrasa con todo, mueve muchísima gente y por supuesto, también tiene cosas turbias, algunas serán verdad y otras no, los hinchas son intensos, también se enfadan, también gritan, sobrepasan límites… ¿La gran diferencia? No se les juzga, no se les mete a todos en un mismo saco y se piensa que son todos iguales, dando por hecho varios estereotipos malos.

Solo pido que se tenga respeto a nuestra afición, que a fin de cuentas, no es otra cosa que la música europea. Que no se nos criminalice, que no nos pongan etiquetas que no tenemos. Solo basta querer ver un poquito más allá de los tópicos, Eurovisión es un festival LGTBIfriendly, pero también seguido por hombres heteros y cuando ya se enteren de que lo siguen chicas heterosexuales a alguno le explota la cabeza.

Concurso político es para bien y para mal, decirme en cuantas competiciones podemos ver juntos a Rusia con Ucrania o a Azerbaiyán con Armenia, aquí SÍ. Eurovisión une a Europa durante una noche. Y luego claro, es que Chipre y Grecia siempre se dan los “12 points”, es que señores, realmente comparten la misma industria musical, los mismos programas, los mismos gustos. España y Portugal están al lado, pero realmente ¿Cuántos cantantes triunfan en ambos países a la vez? Es fácil, la respuesta ¿Cuántos cantantes famosos me puedes decir portugueses actuales? … Pues eso.

Decir que siempre ganan los mismos y por el vecinismo es la frase culmen del buen cuñado. Desde el 2000 hemos tenido 20 ganadores, en donde solo, insisto SOLO, ha repetido triunfo Suecia dos veces ¡18 países diferentes han ganado el Festival en los últimos veinte años! y por supuesto, ganando países con numerosos vecinos como lo son Portugal o Israel.

Van cantantes fracasados o de capa caída, si supieran que los cantantes nórdicos matan por ir y sobre todo, a diferencia de España no se penaliza y se hace mofa con el fracaso, tenemos cantantes que se han presentado más de siete veces a sus preselecciones y nadie les falta el respeto, es más algunos vuelven a presentarse aún habiendo estado en Eurovisión o habiéndolo ganado. Y claro, si ya dices que Italia, lleva al ganador de Sanremo porque él quiere de voluntad propia pudiendo rechazarlo porque Eurovisión les importa bastante poquito y aún así van cantantes con la fama por todo lo alto, más de uno colapsa.

Y ya, que cuesta mucho dinero es la repanocha, cuesta infinitamente menos que un partido de fútbol, que un capítulo de “Cuéntame” o un programa de MasterChef. Dando mejores resultados invirtiendo menos medios, el negocio perfecto por su alta rentabilidad. Eurovisión si eres listo, da dinero.

Pero todos estos problemas surgidos durante años, todos los escándalos que hemos vivido, todo aquello por lo que siempre hemos luchado y protestado los eurofans, siempre se acaba enturbiando, de una manera u otra se nos acaba cargando el muerto, porque somos unos intensos, porque no estamos a gusto con nada, porque somos lo peorcito (Ni que fuera yo ahora BinLaden).

¿Y acaso sirve de algo toda esta reflexión que hice? Absolutamente de nada, no puedes discutir o rebatir a alguien que no quiere escuchar. Pero esto va para ti, que me lees, que sabes todo lo que despierta el “TeDeum” en ti, para saber que no estás solo en este barco, que disfrutamos de una pasión que nos une, que nos da tantas alegrías y que al final de nuestra vida, nos harán un resumen con diapositivas de nuestros momentos más importantes, mientras suenan canciones de Eurovisión, porque amig@, ser eurofán no es fácil.