Columna de Opinión Eurovisión

Soy el peor eurofan del mundo

¿Quién fue la ganadora de Eurovisión 1959? Teddy Scholten. ¿Cuántos puntos consiguió Jose Guardiola en 1963? Dos. ¿Quién quedó segundo en el Melodifestivalen 2003? Pernilla Wahlgren. ¿Cómo puedo saber esto? Es fácil, soy eurofán… pero tengo wikipedia.

Esta semana saltaba la polémica, el eurodrama de noviembre, cuando la gente empezó a subir sus tops para votar el ESC250 (para despistados la votación popular que configura el top de las mejores 250 canciones de eurovisión, para más info aquí). Los tops que se subían dando puntos a sus diez mejores propuestas, y ¡Oh sorpresa! no votaban a Suecia 1963.

Entonces como nos gusta un buen salseo se empezó un debate moral y una competición para conseguir el título de mejor Eurofán 2021, próximamente en sus pantallas.

Eurovisión es un programa que se ha visto en mi casa de siempre (o eso me han contado mis padres), con David Civera en 2001, tengo un ligero recuerdo de su actuación pero poco más. En 2002 me uní al fenómeno OT, pero como programa del momento, no por Eurovisión. Tengo un recuerdo muy bonito con mi abuela viendo la final (las lágrimas viene a mí) , los dos éramos #TeamChenoa y luego en la Gala de Eurovisión era #TeamBustamante. Ese año el festival, lo seguí por las noticias en la revista Pronto que compraba mi madre y el Festival lo escuché por la radio, me puse super contento cuando nos dieron los primeros siete puntos, hasta que mi hermano me dijo que lo mejor era recibir los “Twelve points”, hasta mitad de las votaciones no llegué a casa; ¡Que enfado más tonto cuando no ganamos! pero tengo que decir que la actuación de Marie N y “I Wanna” me hipnotizó y me pareció una maravilla de ganadora (primera opinión que resta puntos del carnet del buen eurofán). A la mañana siguiente lo repitieron y me lo tragué entero, rememorando varias veces la actuación de Rosa a pleno pulmón en mi habitación.

En 2003 sin yo saberlo mi corazón se hacía Eurofán por momentos. Nuevamente la revista Pronto era mi única fuente eurovisiva y solo hablaban de que éramos súper favoritos. Actuábamos después de las TATU (eso me acuerdo, no miré la wikipedia) y literalmente estaba temblando, avisé a mi madre que viniera a ver la actuación, como buena familia española estaban viendo algún partido irrelevante de fútbol. Y sucedió lo que todos sabemos o más bien escuchamos, “Dime” fue ganadora durante 20 segundos, luego empezaron los berridos, los coros de espanto y mi disgusto fue mayúsculo (mi primer eurodrama y yo sin saberlo).

2004 lo tengo un poco borrado, y en 2005 me vi la preselección de España enterita, es más, tenía de politono “Brujería” (para los más actuales, el politono solo se reproducía el instrumental de manera muy precaria, pero todo un lujo de la época) y ahí está otro recuerdo que me marco Elena Paparizou, “My number one” fue un himno para mí, quería saber como conseguir la canción, pero no había forma, ni en el Emule la encontraba. Ese verano fue un circo a mi pueblo y la ponían súper alta y yo lo daba todo.

2006 y 2007 fueron Festivales que tengo muy de pasada, la canción de las Ketchup la escuche en clase de plástica por pura casualidad (aguantando las burlas por interesarme por un festival de “maricones” y “casposo”) y el “I love you mi vida” (ieó) lo conocí el viernes antes de Eurovisión, perdiéndome la mítica “Misión eurovisión 2007” (¿Cuántos puntos resta como eurofán de bien?).

Aquí merece la pena volver al pasado, porque gracias a Eurovisión Junior 2004 empecé algo especial con mi actual pareja, nos pasamos hablando sobre esa edición horas; no sé que hablaríamos tanto, pero lo recuerdo como algo muy bonito y aún en día lo recordamos. Pero hasta 2007 no fue mi novia de manera más “oficial”. Y ese año estaba yo de fiesta con mis apasionantes diecisiete años, llamándola cada dos por tres donde me retrasmitía el hundimiento de los D’Nash, mientras yo lo grababa en el video de mi casa (drama que no se grabó entero).

Nuevamente ni en 2008, ni en 2009 no vi la preselección española, pero me llamaba a mi mismo eurofán (que osadía la mía, aún no conocía ni a Massiel, motivo de seguir perdiendo puntos como eurofán del año). Pero en 2009 algo cambió, apareció el internet en mi casa. Investigué un poquito con google, y después de esperar unos cuantos minutos, se me abrió una página de Eurovisión en español, y no, no es la maravilla de ESCPlus, me hice usuario y empecé a ver noticias de Eurovisión 2009, pero solo las relacionadas con España y Soraya, el resto no me importaban, repito, me daban absolutamente igual (creo que ya tengo puntos en negativo), lo compenso (un poquito) porque veía las semifinales por primera vez. Además escuchaba un programa de radio por Tuenti, que no me acuerdo el nombre, pero estaba enganchadísimo. Mi segundo gran eurodrama se vivió en 2009, fue con “La noche es para mí”, esa noche estaba seguro que ganaríamos y cuando habían votado unos diez países y veía nuestra posición no pude más que llorar, mientras mi chica nuevamente se compadecía de mi.

2010 me encantaba Diges y su “Algo pequito” pero apenas escuché las canciones de la preselección española online y la gala en directo ni la vi (no era consciente de lo mal eurofán que era hasta ahora), en 2011 veía la preselección a medias porque quedaba con mis amigos, ellos muy machotes no veían un festival tan de “mariquitas” y con tal de no aguantar las burlas, prefería no ver como encasquetan a la pobre Lucía “Que me quiten lo bailao” (visto en perspectiva esos dramas que me ahorré).

En 2012 recuerdo ver la preselección de Pastora con continuos cortes en mi móvil en un cumpleaños familiar, nuevamente con un partido de fútbol en la tele y la elección de 2013 la vi en la biblioteca de la universidad, cuando anunciaron al Sueño de Morfeo. Además ese Festival por un problema familiar le vi solo a mitad y aún teniendo internet, no me dio por verlo después (¡oh Dios, que alguien tenga piedad de mi!). Pero ya hacía mis tops eurovisivos, pero ¡ojo! una canción de Eurovisión, para mi empezaba a existir aparecía en el canal oficial de Youtube de Eurovisión. Pero en 2012 se produce un descubrimiento que seguro que me devuelve puntos, el Melodifestivalen, solo conocía las finalistas y era #TeamAmazing (Santísima Loreen me acoja en su perdón).

Y llegó 2014, ahí me tragué la preselección española enterita, era #TeamRuth desde la presentación de su “esqueleto” del “Dancing in the rain”, esa canción apareció en un momento muy oscuro y muy duro de mi vida, la escuchaba chorrecientas veces todos los días, era medicina para mi y me daba algo de luz en mis días tan negros. Por primera vez empecé a oír hablar del Eurovisión in concert de Ámsterdam, de la preparty de Londres y me vi el Melodifestivalen enterito, donde por supuesto iba con Helena Paparizou. Gracias a varios podcast de radio como “Pasión Eurovisión” o “La vida es un festival” seguía la actualidad eurovisiva y más o menos iba al día. Además ya me empecé a interesar por las canciones que habían participado por España en Eurovisión haciendo varios rankings. (Ojo al dato, 12 años después de Rosa).

Llegó Edurne (ieieo), cuando se presentó la canción yo me había independizado, no tenía internet en casa y el móvil sin datos, escuché “Amancer” después de una horita a ver si se cargaba. Iba robando wifi de donde podía y gracias a que en el trabajo tenía dos “fantásticas” horas para comer me informaba de toda la actualidad del año, estaba ya muy puesto en el tema y me consideraba un eurofán de pura sangre (aún sin conocer que Céline Dion había ganado el Festival), pero gracias a ese tiempo libre empecé a conocer la historia de Eurovisión, empecé a ver Festivales antiguos o conocer más preselecciones y ver alguna que otra final nacional).

Del 2016 al 2019 es ya historia, me había puesto todos los festivales de Eurovisión, tenía canciones favoritas que los videos están en blanco y negro (eso da muchos puntos ¿no?) y las finales nacionales eran ya habituales. Eurovisión formaba parte de mi los 365 días del año, no me avergonzaba decir que me gustaba Eurovisión por muchos comentarios que tuviera que aguantar o las risas en el trabajo cuando España volvía a quedar fatal. Estaba un paso por encima de ellos, porque Eurovisión me hacía tan feliz que hasta sus comentarios me los pasaba por el Little tot.

2020 merecía un capítulo para él solo, pero se resumiría en drama y lloro. Es un año difícil para todos por diferentes motivos, pero la cancelación de Eurovisión personalmente fue muy duro. Y no voy ha hablar más porque acabaría llorando y balbuceando. Pero bueno, lo único bueno es que me abrí una cuenta de Twitter donde poder hablar 24/7 de mi pasión y conocer a gente realmente maravillosa y que como ya dijo Patricia Kraus “No estas solo”.

Pero en 2021 entré al olimpo del buen Eurofán, ESCPlus habría convocatoria para entrar en su web, me apunté pensando que no me iban a coger ni de coña y aquí me tenéis de “Segovia para el mundo” contando todo aquello que me inquieta, me atormenta y me perturba. Con David, mi compañero de web que lee todo aquello que escribo (la mayoría de veces de madrugada), gracias compi. ¿Y estar en un medio eurovisivo me hace ser mejor eurofán? NO.

Yo vivo Eurovisión a tope, para mi el sábado de mayo cuando suena el “TeDeum” es el mejor día del año, literalmente mis ojos se llenan de lágrimas de emoción, un escalofrío recorre mi cuerpo, preparo comida típica del país anfitrión y me siento con mi familia a ver el Festival de festivales. Mi chica, ahora mujer con un folio y papel, yo con otro y compartimos tops de la noche (muy diferentes la mayoría de veces) y mis peques pegados a la tele, bailan y se divierten con muchas apuestas, ellos vaticinaban el éxito de “Hey Mamma” canción que a priori a mi no me parecía fuerte era su candidatura favorita, Mikolas Josef era “el chico que salta” o este mismo año Grecia era su favorita con los “bailarines invisibles”, ellos ven el festival con otros ojos, no tan “sucios y condicionados” como lo veo yo, dando sentido a canciones que quedan muy bien, cuando “nadie lo espera”.

Por lo que como me decía mi buen amigo Chris, soy un eurofán mitológico , eurofán y hetero (¿eso quita puntos?), me veo todas las preselecciones, me se muchas curiosidades, no me pierdo Eurovisión bajo ningún concepto, escucho ESCRadio, pero por nada del mundo me sentiría superior a alguien que solo tiene recuerdos del 2017 en adelante.

Ser eurofán español es duro y muchas veces solitario, ver todas las preselecciones, por ejemplo, yo lo hago solo, con mis amigos es un tema que por mi salud mental no saco, por que no nos engañemos Eurovisión esta socialmente aceptado el criticarlo, hablar mal de ello y hablar mal de aquel que lo ve. Por tanto, a todas aquellas generaciones nuevas, con uno o dos festivales a sus espaldas ¡Bienvenidos!, aquellos que solo ven Eurovisión en mayo pero lo respetan ¡Bienvenidos!, aquellos que son wikipedias andantes ¡Bienvenidos!

Para mi ser un “buen eurofán” no es saberse mil detalles imposibles o verse todas las ediciones en blanco y negro. Es respetar y amar el Festival, entender que no es fácil ser un amante de Eurovisión públicamente, por todos los prejuicios que lleva asociado. Aceptar que hay mucha chica que ama muchísimo el Festival y que quedan muchas por unirse, al igual que los chicos hetero, de verdad no te hace gay darlo todo con Verka Serduchka. Tenemos y debemos valorar y animar a todas las nuevas generaciones que llegan, ellos son el futuro de Eurovisión y poco a poco este veneno les recorrerá todo su cuerpo pidiendo más y m´´as (De la cárcel se sale de eurovisión no) Y sobre todo, no debemos juzgarnos o menospreciarnos entre nosotros, el fandom español es uno de los más grandes y potentes en toda Europa, somos fuego, somos pasión y todos queremos algo que nos une, ¡Que España gane Eurovisión!

Creo que me queda algún punto del carnet de “Mejor Eurofán 2021” por tanto tengo que decir:

  • Las primeras 15/20 ediciones de Eurovisión me parecen un tostón.
  • Mocedades me parece la sobrevaloración máxima y “Eres tú” no me parece tan temazo.
  • Manel Navarro me parece de los mejores representantes que hemos tenido en los últimos años.
  • No me gustan las divas de ventilador y notas imposibles, pero Ruth Lorenzo es un diosa para mi.
  • El Sueño de Morfeo merecía top 5, con el directo, un top 10.
  • Me gusta más Salomé que Massiel.
  • El Melodifestivalen se ha convertido en una preselección bastante mediocre.
  • España tendría que tener alguna victoria más.
  • “Quédate conmigo” es una balada básica y tópica, que Pastora supo sacar petróleo de ella y un décimo puesto me parece hasta excesivo.
  • Ruth quedó novena, no décima.

Y me voy ya, llaman a mi puerta, la Europolicía viene a quitarme el carnet de eurofán, no se si podré volver por aquí…