Columna de Opinión Eurovisión

El principio del fin: jugando a adivinar

Señora’ y señore’ quedan 13 días para la primera semifinal, 15 días para la segunda semifinal y ¡17 días para la gran final! Infarto solo con pensarlo. Pero en 3 días tenemos los primeros ensayos de este Eurovisión 2022 (por tiktok, ejem vaya mierda ejem) y 8 días para que el zumo de mango se empiece a repartir por toda Europa ¿Qué hago súper? ¿Me mato?

Cuando llegan estas fechas no puedo parar de ser una fábrica de sentimientos, no paro de sentir. Por una parte quiero empezar a ver reacciones por YouTube, filtraciones, los juegos del hambre en Twitter y el eurodrama en cotas insospechadas. Y una maravillosa cobertura por parte de todo ESCPlus (#FreeMarketing). Pero en esta montaña rusa del eurosentimiento, hay unas gotitas de pena, las cuales, se van intensificando según avanza todo. Es un poco masoca y quizás diría que algo incongruente, estoy esperando la gran semana de mayo y cuando llega, me da pena ¿Eres tonta, te gusta ser tonta? Pero es así, inevitable, como que Grecia y Chipre se repartan los 12 puntos.

Cada pretemporada eurovisiva es diferente, pero este año la define algo que casi no recordaba: ILUSIÓN. Porque este año España no está sentenciada de muerte antes de empezar todo, yo soy de los que siempre tienen la esperanza de que España en los ensayos puede presentar algo ganador y salir del pozo; pero claro, luego presentamos un balón de playa de dimensiones descomunales y la “euroOstia” resuena por cada rincón de mi casa. Pero aun así me aferro a un cadáver año tras año, hasta que, a mitad de las votaciones, me resigno a desear que no quedemos últimos. Si cuando digo que soy masoca es por algo.

Para ver a España en condición de favorita, favorita de verdad, tenemos que remontarnos 2003, a Beth y a “Dime”. Porque este año no nos agarramos a una encuesta o a un dato que ayude a creerlo. Este año España es favorita de verdad, las apuestas de pago vaticinan un quinto puesto, en OGAE vamos terceros, en otras encuestas de fans estamos siempre en el top 5… Realmente este año, no tenemos un dato malo que permita dudar. ¿Eso nos garantiza quedar bien el 14 de mayo? No. ¿Qué es preferible soñar a desear no quedar últimos? Desde luego.

De esto, mucha culpa la tiene una persona y es Chanel. Se ha currado una pretemporada maravillosa, la hemos visto en todas las prepartys principales, ha brillado en cada una de ellas, con actuaciones dando todo de ella, da igual si la sala parecía un escenario de crucero como la de Londres o un súper recinto como Amsterdam. Ha cuidado a sus bailarines muchísimo, dándoles el protagonismo que no siempre se les da. Y desde luego, el colofón final (que podía haber sido más brillante) lo tuvo en Madrid a grito de ganadora. Este amor y admiración de los eurofans de tu país es una inyección de adrenalina, de empuje y de fuerzas, que todos los artistas deberían de recibir.

Parece mentira que cuatro meses después del Benidorm Fest, aún pongamos en duda la valía, el trabajo y el poder de Chanel en el escenario. Te podrá gustar más o menos “SloMo” pero sobre Chanel no se puede decir ni media palabra mala. Ella es un torrente, un cañón y tiene una garra ¡brutal! y en cada actuación se toma al pie de la letra el “toca mostraselo”.

Personalmente Chanel con el paso de los años, independientemente del puesto que quede, para mí la recordaré como una persona implicada con el Festival, una persona que se presenta a Eurovisión a ganar, no a vivir la experiencia, que también, pero sobre todo, lo que más me gusta de ella son sus ojos, tiene ese brillo, esa ilusión, esas ganas de querer hacerlo perfecto…. ¡Tiene mirada de ganadora! y desde estas líneas (como si fuera a leerlas) GRACIAS.

Respecto al resto de países, me encuentro en el mismo punto que año tras año, me habré escuchado las 40 canciones unas mil veces cada una aproximadamente y candidaturas que veía fuera de la final de una manera cristalina, ahora dudo. Y por el contrario, otras que veía cara de top 10, dudo sobre ello. Defecto eurofán seguramente, escuchamos tanto, leemos tanto, que la primera impresión se diluye con las miles de escuchas y la perdida de la virginidad del sábado nos llevan a grandes sorpresas, como he comentado en otras columnas, “la burbuja eurofán” es muy jodida y contagiosa.

Además este año no vemos un ganador claro, es más, diría que no hay un grupo de dos, tres países seguros a la victoria. Creo realmente que podemos tener un año muy abierto, con unas votaciones muy infartantes (más de lo habitual) y que seguro nos sorprenderán. La edición que me viene a la cabeza es 2016, donde teníamos 8-9 países que optaban a todo, pero sin un ganador claro, llevándose estos la mayoría de las puntuaciones y el resto conformándose con “las migajas”.

Aquí hemos venido a jugar y si tengo que decir un grupo de países que creo firmemente que pueden ganar son: la incombustible Suecia, la apuesta segura de Italia, el sorpresón de Reino Unido, el temazo con muchos temas detrás de Ucrania, los divertidísimos y pegadizos lobos de Noruega, la limpieza de manos de Serbia, o el zumo de mango patrocinado por España. Podría añadir algún país más, pero creo firmemente que entre estos siete podemos tener al ganador de Eurovisión 2022. ¿Mi apuesta? Reino Unido desde el espacio.

Como cada año, tenemos candidaturas que se vuelven fenómenos. Tenemos varias categorías, empezamos con “la favoritísima del jurado sin esperarlo”, como lo fueron Austria 2018 con Cesar Sampson y sobre todo, lo que para mí fue un sorpresón mayúsculo Macedonia del Norte en 2019 con Tamara Todevska. Si este año apostara mis dineros por un país sería por Lituania, Monika Liu me parece brutal en directo y creo que será el ojito derecho del jurado.

En la siguiente categoría pasamos a “resucitados por el televoto” se me viene a la cabeza los noruegos Keiino que siendo 18º para el jurado, ganaron el televoto de manera aplastante, o el caso más sorprendente como fue Polonia en 2016 que estaba penúltima con 7 puntos y quedó tercera del televoto con 222 puntos (¡Boom!). Y si en esa ocasión tengo que apostar por un “revientatelevoto” lo tengo claro y darme plátanos para ello: Noruega.

Pasamos a la categoría con un nombre propio “Kate Ryan”. Esta chiquita belga creó escuela, y es que literalmente estaba entre las favoritas para ganar, tenía su vestidazo, su puesta en escena de un lado para otro lado (Soraya style), su ventilador, su drama de realización incluido y como premio se queda en semifinales. El caso más salvaje es Kate Ryan, pero de esto tenemos bastantes ejemplos, Finlandia con “Blackbirds” fue uno, tirando para el pasado DJ Bobo y sus “vampiros vivos” tiraron por tierra sus aspiraciones con una puesta en escena para el olvido, de todas formas Suiza tiene unos cuantos robos más modernos como fueron “Stones” o “Apollo”, este último, ni olvido ni perdono. O la misma Roxen el año pasado por Rumanía. Mi candidato para este año me resulta complicado elegirlo, porque realmente veo un año de dramitas por todo lo alto en semifinales, pero mi apuesta, motivada por su directo dudoso, será para Austria.

Y en última instancia tenemos la categoría de “EuroOstia”, no hablamos de caerse en el escenario como Barei, si no de aquel país que está entre un grupito de favoritas y acaba en una posición regulera, tirando a mala. El ejemplo más claro es “El diablo” la puesta en escena era brutal, las apuestas de pago parecían acompañarla y al final un descafeinado puesto 16º. Aqui creo que tengo bastante clara mi apuesta: Grecia.

Podía añadir muchas más categorías, pero me supongo que todos tendréis una vida y no venís a leeros la segunda parte de El Quijote. Como cada año en estas fechas lo único que os pido es que disfrutéis, que respetéis, que vibréis en estas dos semanas, porque todo pasará rápido y cuando parpadeemos el confeti estará cayendo sobre el ganador de Eurovisión 2022 y quien sabe si nosotros no estemos buscando alojamiento en Valencia para la edición 2023.

FELIZ EUROVISIÓN 2022