Columna de Opinión Eurovisión

Portugal, un emotivo viaje a lo clásico

El sábado pasado, pudimos asistir a una de las ediciones del Festival da Cançao más emotivas y bellas de los últimos años.

En primer lugar he de decir que a mi el formato del Festival da Cançao me gusta mucho, y lo califico como un concurso muy tradicional y agradable de ver con tu familia cada año, donde sientes la emoción y el reclamo de todo un país, en este caso Portugal.

Lejos de gustarme este formato a nivel familiar, he de insistir en que le veo las mismas lagunas que en un post publicado hace unos meses, y sigo considerando que admitir el inglés en la competición, no significa modernización, y no es justo que se seleccione a compositores sin conocer canciones ni interpretes, por lo cual es el primer obstáculo para que Portugal pueda ir bien en Eurovisión, dado que no se escoge a un artista, se escoge a un compositor que de manera personal seleccionará a un artista.

Por este motivo, no defiendo que el representante de Portugal en Eurovisión se escoja mediante este formato, ya que supone tropezar con la misma piedra una y otra vez…

Sin embargo, no quiero volver a dirigir mi artículo en el formato, sino en el ganador y por consecuente, el próximo representante de Portugal en Eurovisión.

Dentro de las canciones, no encontré ninguna destacada que me incitara a decir que sería la ganadora, porque realmente ninguna puede presumir de ser un tema comercial, rompedor, o de alta calidad.

Pero hubo una actuación que me cautivó el corazón, y que me hizo soñar y remontarme a una bella melodía, hablo del tema ganador “Amar Pelos Dois” e interpretado por Salvador Sobral. Su canción puede remontarnos a los indicios de Eurovisión, o incluso a aquellas películas en las que el amor o el ensueño de un corazón nos llevaban al sueño y a la belleza sonora. A mí esta propuesta me enganchó, y sentí que de alguna manera merecía ganar, ya que su sencillez y su escenografía, sin saber por qué, me llegaron al alma.

Por este motivo, le deseo a nuestros vecinos portugueses toda la suerte del mundo y que ojalá consigan pisar esa final de la que tanto añoran.

Otro factor que me causó alegría y me sacó una sonrisa, fue el hecho de que tras la victoria de Salvador, ese país que hace apenas semana y media se encontraba últimas en las casas de apuestas, se elevó hasta el top ten, alcanzando incluso la novena posición. En definitiva, que en Eurovisión nunca se sabe lo que puede transcurrir, pero nuestro corazón e interpretación sonora es impredecible y caprichoso.

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