Columna de Opinión

La carta de un padre eurofán a su hijo: Querido hijo

Cuando sin esperarlo el mejor compañero eurofán es una persona de 6 años, con la que vibrar y emocionarte. Justamente el año que más oscuro era todo, vino a dar luz a Eurovisión 2024

Querido hijo:

Quien me iba a decir a mí, que en el Eurovisión más oscuro, el que peor lo he pasado, llegarías tu como rayo de luz para iluminarlo todo de una manera que no puedes imaginar. Eurovisión, en casa, como la gran mayoría de las casas españolas es un evento en sí mismo, pero en casa de una eurofana (de postal) lo es un poquito más.

Pero este año era diferente para ti, me pedías ver ensayos, te gustaban canciones, me veías enredando haciendo cosas de ESCplus y me preguntabas por cosas que pasaban por esa cabecita increíblemente lista y madura para tan corta edad, empezaste a recordar y asociar conceptos con canciones. “la de México” era la candidatura de Armenia, “el Spiderman” la de Reino Unido, “la de la montaña” Ucrania y por supuesto tu favorita indiscutible “la de los calzoncillos”.

En las semifinales solo viste las actuaciones y luego me costó convencerte de irte a la cama, pero prometía solemnemente que lo primero que haría al despertarte es contarte que países habían conseguido llegar a la final. Y así era, cuando medio abrías el ojo entre bostezos y mucho sueño querías que te contara todo… «Cuando la del erizo» se quedó fuera cuando «era super chula», pero San Marino no llegó a la final.

El día de la gran final, en un ambiente que parecía que estábamos viviendo una despedida más que una celebración, en el caos más absoluto de comunicados, bulos y sobreinformación, me dijiste que si podíamos pintar banderas mientras que escuchábamos las canciones. Entonces me lo dejaste claro aún sin tú saberlo, si este iba a ser el final de Eurovisión, sería el mejor final para nuestra familia, el mejor para ti y para mí.

Todos los años desde que naciste (que lo hicieras en mayo lo mismo ya era una señal), hemos visto juntos toda la familia el Certamen Europeo, hemos hecho comida del país anfitrión, pero a mitad del show tu y tus hermanos os aburríais, os ibais a jugar o acababais dormidos. Ahí nos quedábamos mama y yo, la gran sufridora de tener a un hooligan eurofán, la que machaco 365 al año con ese monotema (puede que me odie un poco)… Pero también recuerdo, cuando éramos amigos ella y yo, Eurovisión fue un nexo de unión entre los dos y podíamos hablar horas de ello… Siempre recordaré una tarde saliendo de clases particulares de francés las horas que le dedicamos al Eurovisión Junior que ganó Marisa I de España… Quizás otra señal que tampoco supe ver y ahora veo tan clara.

Me pierdo entre tanto recuerdo… Pero esta es la vida eurofán, tener recuerdos de tu vida asociados a canciones de Eurovisión, por eso este Certamen siempre es algo más que algo solamente musical.

A lo que iba, este año era diferente, tenías emoción por verlo, tenías ganas, pusiste la televisión con tiempo… Cuando llegué al comedor tenías un brillo en los ojos que reconocí, porque ese brillo es el que siento yo cada mayo en mi vida, desde hace ya muchos años…

Disfruté como nadie este año, tus ocurrencias de una inocencia tan pura que me derrite. Ver “a Maléfica con uñas”, Portugal con “sus fantasmas”, intentar seguir la coreografía de los de Estonia o explicarte porque llamaban chique al de Suiza, ahí tu madre te explicó lo que es ser no binario con las palabras adecuadas para que tú lo entendieras (como siempre hace) y tú respuesta con “Ah vale, ya lo entiendo”, no había prejuicios, no había confusión, simplemente otra forma más de ver el mundo.

Pero guardo varios momentos muy especiales de esta final, que difícilmente voy a olvidar y aún recuerdo con alguna lagrimilla amenazando con salir de orgullo, de emoción y de amor… La actuación de Finlandia «el de los calzoncillos», tu absoluta favorita de la noche, la gozaste los 3 minutos y asegurabas que ganaba de forma ciega (no quería quitarte yo la ilusión y en ese momento hubiera dado cualquier cosa de mí para que hubiera pasado), las votaciones fue una euroOstia de realidad dolorosa y te pusiste a llorar desconsolado… No sabes dónde te has metido mi pequeño… Intentamos calmarte explicando que era un juego, que la canción era lo importante y que podías ver todas las veces que quisieras a tu favorita (desde entonces he perdido la cuenta de cuantas veces suena «No Rules!» en casa).

Y el momento «Zorra» en casa nos sabíamos este himno de principio a fin y se coreó a pleno pulmón el “Soy más zorra todavía”. Que emocionante fueron los tres minutos, y mi chica diciendo que íbamos a quedar entre los cinco primeros y yo lo creía realmente… Para ser sinceros siempre me vengo muy arriba con el resultado de España, aunque luego llega la realidad… Me acuerdo con ella de Eurovisión 2009, como de camino a casa iba callado y ella respetó ese silencio… Estaba ciegamente convencido que del tercer puesto no bajábamos… Ahora lo recordamos con nuestras buenas risas, está claro que «la noche no fue pa’ta mi»

Entonces querido Luni, no sabes dónde te has metido, Eurovisión es sufrir por tus favoritas, llevarte grandes decepciones, pero también grandes alegrías (siendo eurofán español lo mismo no muchas), es descubrir música, actuaciones locas, mucho fuego y pirotécnica que te volvía loco fuera la actuación que fuera… Pero es crear una afición que va mucho más allá de lo musical, es muy complicado de explicar, pero cuando lo has sentido es sencillo de entender. Eurovisión es una forma de vivir y lo digo sin exagerar ni un poquito.

Por ser eurofán me han catalogado de friki, de bicho raro, de maricón, de rojo, de ridículo… De tantas cosas (malas)… Pero Eurovisión es familia también y está repleta de frikis como yo, como tú… Yo siempre lo digo y en el fondo compadezco a aquellos que no tienen una afición que les consiga hacer vibrar y sentir tanto como lo hace Eurovisión… Año tras año a las nueve menos un minuto estoy nervioso, casi temblando y cuando empieza el “Te Deum” vaya escalofrío recorre el cuerpo… #SerEurofanNoEsFacil no te voy a engañar, pero merece la pena.

Durante todos estos años es bonito ir conociendo a gente que comparta estos gustos, es bonito como las personas de tu alrededor te preguntan o te comentan cuando llega mayo, como te dicen que han visto (aunque sea un trozo) Eurovisión por ti, o que avises cuando salga España que esa actuación sí que la quieren ver… (Y aguantar cuñadismos, que en ocasiones rebatirás y en otras ocasiones no merecerá la pena, pero verás lo rápido que se descubre a un ignorante).

Pero encima yo, tener la suerte de tener a una pareja eurofán es un plus. Es más, íbamos a ir a Lisboa a Eurovisión, pero tú te apuntaste al plan y naciste en ese mayo y claro, era una locura ir a punto de parir… Todo eran señales que me iban diciendo que iba a encontrar a día de hoy al mejor compañero del mundo para compartir afición.

Gracias a ti, Eurovisión se convierte en algo más especial aún, pero si algo es especial, eres tú.

Te quiero mi pequeño, ya sabes, hasta el infinito ida y vuelta siempre.

Papa.

PD: Y, sobre todo, queda muy poquito para vivir algo muy fuerte para los dos, Eurovisión Junior Madrid 2024 nos espera.