Si hay algo que un artista no puede entrenar es la emoción. Estaremos de acuerdo en que cada voz es diferente, cada cantante tiene su matiz especial, pero no todos son capaces de transmitir profundamente, de acariciarnos el alma, de hacer que nuestros ojos se llenen de lágrimas con cada palabra. O tienes esa capacidad dentro de ti o no la tienes. Se nace con ello. Y qué bonito es poder decir que sin duda La Bien Querida la tiene.
En un lluvioso día como lo era este sábado 2 marzo, los apasionados de la emoción se reunieron en la plaza de toros de Las Ventas, para literalmente ser bendecidos por la voz de Ana Fernández. A pesar de la limitación de la cubierta que nos protegía del temporal, reinaba la inmensidad del recinto que tiene ya casi un siglo de antigüedad.
La espera se amenizó con puestos de bebida y música de la escena indie española, como La Casa Azul o Arde Bogotá. Los focos azules creaban una atmósfera especial, y a falta de 20 minutos para el inicio del concierto el escenario, que dejaba ver todos los instrumentos colocados, se llenó de humo ambiental.
Saliendo al escenario super puntuales, la banda de La Bien Querida ocuparon sus puestos para recibir a Ana con las primeras notas de “La Perra del Hortelano” y con un gran aplauso. Avanzando delicadamente en cada paso, desde la primera palabra que pronunció se notaba que el público estaba encantado, cantando al unísono con ella. La cantante llevaba un vestido negro con mangas abullonadas, unos botines de tacón y el pelo recogido en una larga coleta.
El siguiente tema que interpretaron fue “¿Qué?”, su colaboración con Diego Ibáñez, que esta vez interpretó en solitario junto con un público que gritó la letra más alto de lo normal. Debió darse cuenta del volumen que tuvimos, pues cuando terminó la canción agradeció de corazón que estuviéramos ahí en un día tan lluvioso como este.
La Bien Querida estuvo acompañada en los coros y algunos versos por David Hernández, uno de sus guitarristas, como en “No es lo mismo”. La frase “No es lo mismo estar vivo, que vivir“ resonó en el aire del concierto, invitándonos a través de su voz a darle sentido a nuestras vidas. Además, los visuales de la pantalla trasera se sincronizaban perfectamente con cada canción, ofreciendo una experiencia visual inmersiva que complementaba la emotividad de la actuación en el escenario.
Siguió con “A veces ni eso”, con alguna mirada de complicidad con su teclista, y “Un Gatito”, su colaboración con Alizzz que de nuevo interpretó en solitario. No podían faltar las emocionantes “Como si nada” y “La Verdad”, que cantó con los ojos cerrados y una elegante compostura, conmoviendo a cada persona allí presente.
Entonces llegó la rumba de “Recompensarte”, repleta de alegría y muchas palmas, y también cantada a dúo con David, al igual que “La Cruz de Santiago”. Tras cantar Átame presentó a toda su banda: “Bryan, Nieves, Diana, Juanma y David, gracias por acompañarme”.
En “Esto Que Tengo Contigo” y “Poderes Extraños” la voz de Ana se volvió especialmente delicada, con la creciente suma del público a medida que crecía cada canción. En “La Voz de Su Amo” La Bien Querida cogió el micrófono e inició con un poquito de baile y unos instrumentos más agresivos.
Con “Muero de Amor” arrancaba el tramo final del concierto (antes de los bises por supuesto), en el que cantó sus temas más conocidos. Esta primera fue la que más alto se cantó de la noche, con un épico final de guitarra. Y por fin siguió la mítica “Los Jardines de Marzo”, y es que no podía haber mejor bienvenida a este mes que esa. Ana compartió especiales momentos con el público, manteniendo miradas y generando mares de lágrimas, llenando así de flores los corazones de sus fans como hace con sus propios jardines.
“Dinamita” también levantó grandes sentimientos. Una canción que explotó en el escenario como su propio nombre indica, encendiendo la pasión de la multitud. Entonces Ana cogió la guitarra y cantó “La Fuerza”, con un gran grito de “Yo te amo” al final de esta. Al acabar los músicos salieron del escenario para crear la típica expectación antes de volver.
Hubo tres bises en total, uno por cada canción que quedaba. La Bien Querida volvió a coger la guitarra sobre el escenario y comenzó una conocida melodía, para después escuchar: “Esta mañana escuché en el jardín de tu casa“. La conocida “De Momento Abril” provocó coros unísonos en el público. A pesar de estar empezando la clara recta final de la noche, nadie bajo los ánimos.
Tras volver a salir y entrar al escenario, el siguiente rebis fue para “9.6”. Ana dio las gracias de corazón, lanzando besos al público, mezclados con los vítores y aplausos de sus fans. Cuando abandonó el escenario esta vez, realmente parecía que se iba. Pusieron música de ambiente de nuevo, parecía que se encendían las luces. Pero la artista volvió a pisar el suelo del recinto. Cogió la guitarra una última vez para regalarle a su público “Fuerza Mayor”.
Sin duda fue una noche muy emocionante. Fue muy difícil contener las lágrimas en múltiples ocasiones, siendo inevitable que la emoción te llenase el corazón. Poder escuchar a La Bien Querida en directo es una experiencia sanadora, un abrazo al alma, unas palabras reconfortantes que te dicen que no estás sola en esto. Y es que vivir es complicado, sentir es complicado, pero si Ana es capaz de plasmar en cada letra su verdadero significado, si ella es capaz de entenderse y entendernos tan bien, estamos un poquito más cerca de descubrir su secreto en cada concierto.
